Lancha desnivelada o funeral de amor

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

 Para mi musa, quien es real y merece todo mi amor y consentimiento, con la que tengo planes para esta vida y la eternidad e ilumina los días de mi existencia con su más bello y puro amor

 Al amor lo matas cuando ocupas desinteresadamente el extremo de una lancha desnivelada y no atiendes la armonía, el orden, los detalles y el itinerario durante la travesía.

Matas al amor cuando la balanza pesa más en uno de los lados y no intervienes para nivelarla, acaso por descuido, probablemente por orgullo, quizá por tus ocupaciones y asuntos pendientes, tal vez por desinterés.

Asesinas al amor cuando pierdes la emoción, el asombro, la alegría, la frescura y la ilusión. Una mañana, una tarde o una noche cualquiera, abres la puerta a la indecisión, al coraje, a las dudas, a la intolerancia, al coqueteo, a la infidelidad, al hastío, y pierdes para siempre los abrazos del amor.

Conduces el amor al patíbulo cuando transformas tus encuentros no en oportunidad para expresar tus sentimientos y ser muy feliz, como mereces, sino al aplicarles la ponzoña de la cotidianidad, la rutina y la monotonía.

El amor agoniza cuando tu enamoramiento inicial se vuelve costumbre y los detalles de cada día son envueltos por el peso del compromiso. El sentimiento más sublime queda envuelto en sábanas cubiertas de máculas.

Aniquilas el amor cuando acudes a las citas con desgano y sustituyes la belleza y el perfume de las flores por el rencor y veneno de los abrojos que imponen tu mente y corazón.

Sentencias al amor cuando otra persona te parece más atractiva o interesante, lamentas las oportunidades que despreciaste ayer o esperas a quien imaginas ha de llegar mañana a tu encuentro.

Acudes al funeral del amor cuando las coincidencias son motivo de rivalidad y las diferencias causan discordia y abren fronteras inquebrantables y abismos insondables y peligrosos, en vez de que los primeros fortalezcan y los segundos enriquezcan.

Derrumbas al amor cuando impides el paso a las explicaciones, la tolerancia y las disculpas, y abres la compuerta de la duda, los enojos, las discusiones y el resentimiento. El amor no se diluye por pensar que no lo merece una persona ni por asegurar que la otra parte es farsa o ilusión, como tampoco por entregarle cada día una alta dosis de detalles y sentimientos; al contrario, desfallece por la ausencia de luz y vida.

Entierras al amor cuando abundan las palabras y se ausentan las acciones, o viceversa, al convertirse los hechos en soberanos y desterrar las expresiones. La cripta del amor se construye por medio de indiferencia.

No muere el amor por la abundancia con que se expresa; se extingue por la miseria de sentimientos, por no demostrarlo aunque se sienta, por la fuga de la comunicación y confianza. El exceso de amor no es causa de finales tristes, menos cuando existe total armonía entre dos seres.

Sabes que el amor murió definitivamente cuando al dormir o al despertar, ya te sientes solo porque no te acompaña quien antes alumbraba tus días y era tu ilusión cotidiana, quizá con el sueño de juntos recrearse en la eternidad.

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

5 comentarios en “Lancha desnivelada o funeral de amor

  1. Eso pasa con mucha frecuencia, la gente no valora a los que aman de verdad y lo lamenta cuando esas personas se cansan y se van con quienes sí los aprecian.

    Me gusta

  2. No termina por sorprenderme esa sensibilidad suya para describir con claridad y detalle asombrosos, las razones todas por las que perece el amor. Sea fina observación, sea experiencia personal, sean confesiones de corazones debilitados, sea impecable intuición, el caso es que este artículo es como un semáforo en color amarillo, de luz intermitente. Es un placer leerle Santiago.

    Me gusta

Deja un comentario