Encuentro en el Jardín de la Escultura Mexicana

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

Hablamos de arte y del México con rostro de desigualdad social que tanto nos duele. Ambos, por ser artistas -él escultor y yo escritor-, conocemos el significado del divino ocio, la inspiración y el proceso de la creación. No obstante, coincidimos en que la hora contemporánea plantea la intervención de artistas e intelectuales en las transformaciones que urgen a la nación para retirarse el maquillaje del pauperismo, las injusticias, la corrupción, la inseguridad y la falta de oportunidades reales de desarrollo, y así presentar la autenticidad de su rostro, la del México con gente buena y capaz de emprender tareas extraordinarias. Sí, hacen falta los mexicanos nobles y productivos. Es necesario que asomen y actúen otra vez. Se les extraña y necesita.

Ambos pensamos que es desde la niñez, adolescencia y juventud, y directamente en las comunidades, como influiremos en una revolución pacífica y trascendental, porque en la medida que los seres humanos abren su sensibilidad al arte y su conciencia ante los problemas ecológicos, económicos, políticos y sociales que los orillan al precipicio, están preparados para enfrentar adversidades y retos. El conocimiento bien empleado, es la luz que disipa las sombras.

Él, mi amigo Pedro Dávalos Cotonieto, artista plástico de reconocimiento mundial, es un hombre sencillo, ausente de poses, intelectual y comprometido con el proyecto llamado México. Le duele, como a mí, que las familias mexicanas se desintegren, que padezcan los estragos del hambre y las injusticias, que no tengan acceso a los servicios básicos de salud y que aquí y allá, en todas partes, les cierren las puertas de las oportunidades.

Siempre he pensado que el termómetro de una sociedad lo componen la infancia, adolescencia y juventud, de tal manera que si uno pretende saber si los habitantes de una comunidad, pueblo o ciudad son evolucionados o al contrario, miserables y negativos, habría que fijarse en las generaciones que en unos años más desplazarán a sus padres. Pedro, el artista, también lo sabe y por eso acentúa su trabajo con los menores.

Pedro Dávalos Cotonieto, artista y director del Taller de Recuperación de Técnicas y Oficios de la Caña de Maíz, en Tupátaro, Michoacán, actualmente coordina el programa federal La cañita de maíz, cuyo objetivo es, precisamente, trabajar con la niñez, adolescencia y juventud de las comunidades para por medio del arte -escultura, grabado, pintura, canto, danza, teatro-, la historia local, el elaboración de artesanías y el aprovechamiento amigable e inteligente de los recursos naturales y del acervo cultural, propiciar un cambio positivo en cada sitio, conseguir que la gente renuncie a las dádivas y a los vicios y los sustituya por proyectos viables y trabajo productivo.

En la medida que las comunidades se integran y abren compuertas como las que propone Pedro Dávalos Cotonieto, las familias se unen, prosperan e insertan positivamente en la colectividad. Él, el artista, lo ha logrado en Tupátaro desde hace más de década y media, donde los purépechas que habitan el poblado se sienten orgullosos de sus orígenes y ahora protegen su patrimonio arquitectónico, cultural e histórico, simbolizado específicamente en la capilla colonial dedicada a Santiago Apóstol, relicario de obras sacras y su artesón y frontal del siglo XVIII (https://santiagogaliciarojonserrallonga.wordpress.com/2015/07/16/la-belleza-los-tesoros-y-el-cielo-colonial-de-santiago-tupataro/).

Se han formado como artesanos de la caña de maíz. Hay que recordar que los evangelizadores españoles, al conocer esta técnica prehispánica, aprovecharon las habilidades de los nativos purépechas para que elaboraran Cristos e imágenes sacras con ese material tan ligero. Existe toda una organización dentro del taller donde se forman los habitantes de Tupátaro, al grado de que se ha convertido en eje de la vida comunitaria y en plataforma de otros proyectos colectivos; además, el artista ha sido cuidadoso al formar capacitadores que se responsabilizan de la gran tarea.

Amplio porcentaje de la población de Tupátaro, en el municipio michoacano de Huiramba, se dedica a la artesanía de pasta de caña, mientras otras familias, aprovechando la atracción de turistas por la llamada “capilla sixtina purépecha”, se dedican a la venta de alimentos típicos y bebidas como atole y chocolate. Algunos más se mantienen de la cría de aves de corral, al grado, incluso, de que personas procedentes de otras comunidades son contratadas para realizar diferentes labores.

Y si uno, como turista, queda asombrado con los tesoros coloniales que resguarda la capilla con orígenes del siglo XVI, la arquitectura típica en el centro del poblado y el taller de pasta de caña, experimenta deleite al conocer el Jardín de la Escultura Mexicana, donde el reconocido artista Pedro Dávalos Cotonieto tiene una exposición permanente de réplicas prehispánicas. Hay que recordar que el Instituto de Antropología e Historia lo ha comisionado durante muchos años para la creación de réplicas aztecas, mayas, olmecas, purépechas, teotihuacanas, toltecas y totonacas, entre otras culturas, que participan en exposiciones mundiales con motivo de los intercambios culturales.

El artista acompaña a los visitantes, les muestra y explica el sentido de las piezas, hasta que los conduce a otro taller, donde enseña la técnica y los procedimientos para elaborar piezas artesanales de pasta de caña. El paseo resulta una delicia para los sentidos y el conocimiento.

Con la encomienda de impartir el programa La cañita de maíz, Pedro Dávalos Cotonieto se traslada a las comunidades del Faro de Bucerías, en el municipio costero de Aquila, El Sabino, en Uruapan, y Capacho, en Huandacareo, donde trabaja arduamente para coadyuvar a que las familias progresen, se involucren y arraiguen en sus comunidades y sumen y multipliquen en vez de restar y dividir, porque finalmente de eso se trata, de dejar huellas indelebles para que otros, los que vienen atrás, sigan el camino e inventen otras rutas hacia horizontes plenos.

Mi querido maestro, como suelo llamarle, sirvió amablemente el chocolate que dejó preparado su esposa María Teresa Tzompantzi Reyes, mientras yo distribuí, también en la mesa de herraje que se encuentra en el jardín, el paquete con alimentos que llevé para almorzar.

La neblina matinal del sábado envolvió las montañas boscosas, mientras los pájaros, refugiados en las frondas, ofrecieron un concierto que acompañó nuestra conversación. Las rachas húmedas cobijaron nuestro encuentro, hasta convertirse, sin sospecharlo, en canto, poema, himno, acaso porque sin darnos cuenta, la plática amigable nos condujo a fronteras insospechadas, acaso por ser moradores de la casa universal del arte, quizá por la fraternidad que une a los seres dedicados a las tareas más sensibles, tal vez por la amistad de un artista plástico y un escritor.

Repasamos algunos capítulos de la historia del hombre que durante su más tierna infancia realizaba dibujos o hurtaba gises a sus maestras para tallarlos y crear figuras en miniatura, o que ya en su juventud enfrentó la disyuntiva de renunciar a sus estudios en la Academia de San Carlos, en la Ciudad de México, o marcharse de la casa (https://santiagogaliciarojonserrallonga.wordpress.com/2015/08/14/pedro-davalos-cotonieto-la-vida-de-un-artista/).

Pedro Dávalos Cotonieto es un artista auténtico, muy lejano de aquellos que calificándose de sensibles, dedican más tiempo a la presunción de sus reconocimientos que al proceso inacabable de la creación; además, es un luchador social que cotidianamente, sin armas ni violencia, promueve los cambios que requieren Michoacán y México.

Felizmente es mexicano. Quiere a su país, le lastiman las desigualdades e injusticias y se entrega al arte como aquel enamorado que no se concibe en la vida sin su amada. No todos, en el mundo, tienen el privilegio de llamarse Pedro Dávalos Cotonieto ni de ser artista y personaje de su época.

Este artista tiene mucho que aportar durante los próximos años; sin embargo, cuando un día descienda el telón de su existencia, los restos del hombre grandioso que tanto ha dado a Michoacán y México, reposarán en una tumba dentro del Jardín de la Escultura Mexicana, en un sarcófago diseñado especialmente por él y con una réplica de la cruz maya que se localiza en Chiapas, entre otros elementos prehispánicos.

Acordamos reunirnos próximamente con la intención de volver a convivir e intercambiar conocimientos y experiencias. La caminata de las horas es impostergable. Me despedí y ambos, como siempre, nos abrazamos fraternalmente. Estamos acostumbrados a zambullirnos en el océano de la inspiración y el arte. Me sentí afortunado porque no cualquiera tiene la fortuna de coincidir en la vida con un artista grandioso. Puedo afirmar con orgullo, en este y en aquel rincón del mundo, que mi gran amigo se llama Pedro Dávalos Cotonieto, a quien miré, conforme me alejaba de su casa, empequeñecer en la reja del jardín; pero al recorrer los parajes naturales y el pueblo, lo descubrí en todas partes, sí, en las artesanías de pasta de caña, en los muros de adobe, en los tejados, en los árboles, en el atrio del templo, en el artesón, en el frontal, en el nombre de Tupátaro.

TROZOS DE VIDA… El libro

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

 De pronto, al dar vuelta a las páginas de uno de los libros de mi biblioteca, descubrí fragmentos de un amor pasado, de una historia protagonizada antes de mi nacimiento. Percibí el aroma del perfume y descifré los códigos escritos en papel color sepia. Te recordé y pensé en nosotros, en nuestro amor…

             El libro guarda, entre sus páginas amarillentas, la primera flor que te entregué cual símbolo del amor que me inspiras y la servilleta que conserva en su textura las palabras que una tarde alegre construimos tú y yo con tanta ilusión, como dos pequeños enamorados que juegan divertidos e indiferentes a los enojos e intereses del mundo. La gente miró nuestra alegría, la ternura y las risas que compartimos durante esas horas vespertinas. Decidimos introducir la servilleta en uno de los libros de mi biblioteca, junto con la rosa que te regalé cierta vez, con la idea de que alguien, en el futuro, quizá cuando tú y yo hayamos abandonado este plano, las descubra, se pregunte por el origen de ambos fragmentos e intuya que uno, al amar, quiere hasta conservar los pequeños detalles para sentir más próxima a la persona de la que se ha enamorado y a quien ha prometido el cielo. Lo planeamos, reímos y sellamos nuestro secreto con un beso tierno. Entonces abrimos el libro al azar y depositamos la flor; en otras páginas colocamos la servilleta sutilmente doblada. Cerramos el libro y lo acomodamos entre los demás, en el estante, igual que los caminantes que a su paso dejan huellas y rastros para que otros, los que les siguen, no pierdan el rumbo. Quien un día incierto encuentre los pétalos frágiles y la servilleta quebradiza, sentirá, al tocarlos, que una vez, como en los cuentos maravillosos de hadas y princesas, hubo un amor subyugante, esplendoroso e inolvidable que inició con el reencuentro de dos almas que ya estaban unidas desde que una mano etérea pintó los mares y decoró el mundo con bosques, cascadas, nubes, arcoíris, ríos y flores. Quizá, al mirarlos, experimente la sensación de que el amor siempre ha pulsado en su corazón y seguramente correrá a casa de su alma gemela, igual que tú y yo lo hacemos ahora, para compartirle su vivencia. Tú y yo depositamos los pétalos rosados y la servilleta entre las páginas de un libro confundido con incontables volúmenes de mi biblioteca, como quien atesora la constancia de su amor en un relicario, en un espacio secreto. Ambos llevaremos siempre, en nuestros corazones, el tesoro de un amor sublime e irrepetible; pero dejaremos constancia, en un libro y en un rincón y otro del mundo, de la historia más hermosa y subyugante que ha existido sobre dos seres humanos que se enamoran plenamente, hasta sellar un pacto para eternizar sus sentimientos: tú y yo.

Páginas

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

 A ti, que te descubro en el libro de mi vida y te siento en los latidos de mi corazón

             Quiero impregnar las páginas de nuestra historia con el perfume, sabor y sonrisa de ambos para dejar constancia en el mundo, al marcharnos, de que el amor es real y nunca muere. Deseo plasmar en cada hoja la conversación que entablamos una mañana primaveral o una tarde de verano, el juego de los dos chiquillos traviesos que somos en el césped o en la alfombra de la casa, la emoción de enamorarnos cotidianamente, la sensación de abrazarnos y empaparnos con las gotas de la lluvia, los instantes con el día y la noche de la vida, para recordar, donde estemos, que un amor como el nuestro perdura en el mundo y en el cielo porque es regalo del mismo Dios que insertó las estrellas en el firmamento, roció agua a las flores y plantas e inventó el encuentro dorado entre el cielo y el mar durante las horas vespertinas. Anhelo escribir en el papel nuestra historia, el guión que compartimos, con lo que somos y tenemos, para no olvidar que en el amor la entrega va más allá de dos cuerpos, porque se trata de permanecer unidos, crecer, sentir el pulso del universo en ambos, estrechar tu mano y la mía con la intención de manejar el timón, fortalecerse ante el menú que ofrece la vida para ganar la eternidad. Pretendo dibujar nuestros capítulos en el cuaderno de anotaciones con el objetivo de recordar siempre, al dejar esta vida, que si hubo alegrías, también se presentaron tristezas, y que aprendimos a distinguir unas de otras porque los instantes terrenos ofrecen dualidades y la opción de elegir el mejor sendero. Simplemente, intento tornear letras en el yunque de tu corazón y el mío, fundirlas con nuestra calidez, transformarlas en palabras de cristal, darles sentido, con todos los detalles que compartimos, con sus mayúsculas y minúsculas, con sus luces y sombras, con la ilusión de que la nuestra sea la historia más bella y esplendorosa de amor. Quiero escribir nuestra historia completa de amor en un libro que conserve tu fragancia, mi perfume, para percibirlos todos los días y al cerrar, por fin, los ojos, tú o yo, alguno de los dos bese la frente del otro en un acto de despedida terrena y como pacto de la espera en la inmortalidad. Deseo que el inicio de la obra relate el encuentro de nuestras almas, la experiencia de descubrirnos reflejados al mirarnos y mis expresiones: “me cautivas”, “me encantas” y “te amo”. Quiero, igualmente, que el final del volumen sea grandioso, como el sentimiento que enlaza tu corazón y el mío, y que las palabras escritas por ti y por mí en la hoja postrera, sellen la más bella de las promesas: “gracias por compartir tu amor y tu vida conmigo. Fue un honor protagonizar la mejor historia de amor a tu lado. Te espero en la eternidad. Te amo”.

CITA…Lo que damos

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

Cada día puede ser tan bello e intenso como sea nuestro deseo. Lo que damos a los demás -una sonrisa, amor, instantes de atención, un saludo amable, palabras de aliento, un bocado o la mano para atravesar el camino-, es el campo alfombrado de flores que cultivamos y dejamos a nuestro paso y por el que quizá un día, sin saberlo, caminaremos.

TROZOS DE VIDA… Eres tan real

 

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

Eres tan real como el amor que une nuestros corazones

Eres tan real en mi vida, que no hace falta repasar tu nombre y tus apellidos ni dibujar y pintar tu semblante. Mi memoria ya los registró desde el principio y mi corazón los repite con cada latido. No necesito imaginarte ni tampoco inventarte, porque existes y habitas en mi alma desde el instante en que el diseño de tu esencia y la creación de tu fórmula irrepetible, fueron guardados en un arcón secreto del cielo. Tu fragancia envuelve mi ser y cautiva mis sentidos. Cuando no estoy a tu lado, te percibo en mí, como un amor que lo acompaña a uno con libertad a toda hora, aquí y allá, no con la intención de transformarse en sombra de ingrata presencia, sino con el objetivo de que los pulsos de dos corazones vibren en el mundo, crucen el universo y retornen juntos a la morada. Es tan fuerte tu presencia en la estancia y los pasillos de mi mente, en el balcón y los jardines de mi corazón, que empiezo a creer, cuando no estoy a tu lado físicamente, que la distancia y el tiempo no existen en realidad, que sólo son argumentos y pretextos de quienes han perdido la capacidad de sentir. Eres tan real, que ahora te siento en mí y entiendo que el amor no es ficticio, sino un sueño que se experimenta en un estado de vida que desconoce fronteras, en el mundo y en planos superiores, donde aquí, allá, ayer, hoy y mañana se fusionan para disfrutarlo plenamente sin temor a la caducidad. Eres tan real, que reconozco la existencia del amor.

CITA… Enamoramiento

Santiago Galicia Rojon Serallonga

A ti, que eres el ángel que soñé

Aquel que solamente utiliza los ojos y los sentidos para enamorarse, corre el riesgo de comprometerse con un maniquí y condenar los días de su existencia a la fugacidad de un aparador insulso; quien emplea el corazón y los sentimientos, indudablemente coincidirá con un ser humano maravilloso y pleno. Escasos son los hombres y las mujeres que se enamoran con el alma. Se necesita ser muy especial. Para ellos están reservados los ángeles.

 

TROZOS DE VIDA… Pintura

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

Un cielo para ti

Anoche, mientras llovía, imaginé que pintaba para ti un cuadro al óleo con un cielo límpido y mágico, como de ensueño, sutil y de un azul tan profundo e intenso que apenas dejaba entrever polvo de estrellas disueltas en un sendero que conducía al portón y a las ventanas, donde asomaban, casi imperceptibles, los moradores alegres y resplandecientes, acaso por la dicha de mecerse en el columpio de la eternidad, quizá por percibir las fragancias del jardín más bello y excelso, tal vez, y de eso estoy seguro, por la felicidad que provoca sentir el hálito de Dios. Pensé que sería un regalo hermoso que encantaría a la musa que inspira mis obras literarias, al ser que posee una de las almas más sensibles, y así hubiera sido, una sorpresa bella para ti; sin embargo, Dios entendió mi anhelo y hoy, al amanecer y abrir las cortinas de los ventanales, descubrí un cielo luminoso e incomparable, real y digno de recordarlo siempre, con un mensaje para ambos, oculto e inscrito entre las nubes. Cuando interpreté los signos, comprendí que Dios, al mirar mi pretensión de crear una obra pictórica para ti, sonrió y aceptó que mientras permanezcamos en el mundo, tenemos el derecho de inventar y protagonizar una historia maravillosa e inolvidable, unidos al amor que pulsa en nuestros corazones, salpicados de detalles, regidos con los códigos que seguimos y la alegría de existir, porque Él, aquí, en el mundo, nos regalará con cada amanecer un cielo subyugante, sin olvidar la promesa del que nos ha prometido.

 

 

 

 

 

TROZOS DE VIDA… Instantes

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

Los cuentos y las historias suelen ser reales cuando uno ama y cree, como tú y yo

Cómo reímos cuando a hurtadillas te entrego una servilleta de papel con la frase «te amo» y la besas antes de guardarla en tu bolsa, al mirar nuestros reflejos en el cristal de un aparador, al posar graciosamente con una prenda en alguna boutique y al descubrir aquí y allá que la vida es maravillosa e irrepetible. Arrancamos instantes a las manecillas para ser felices. Tal vez uno de los secretos en la vida no sea robar minutos al tiempo porque al esconderlos y más tarde pretender disfrutarlos, seguramente se habrán diluido; se trata, parece, de experimentarlos plenamente. El tiempo es la distancia que se acorta conforme avanza el furgón de la existencia. No tiene tregua. Atrás deja orillas, gente, juventud, oportunidades, cosas y recuerdos muy queridos. Por eso es que tú y yo, al amarnos, decidimos convertir los instantes pasajeros en detalles, convivencia, alegría y capítulos de una historia irrepetible y maravillosa que siempre, aquí y en la eternidad, latirá en nuestros corazones. Al desprender momentos fugaces del tiempo inexorable, los transformamos en oportunidades para amarnos y explotar los yacimientos de la felicidad, el desenvolvimiento de nuestros seres y la práctica del código que marca la diferencia y la señal en nosotros, hasta que se convierten en peldaños intangibles que conducen al firmamento, donde incontables luceros guían a la eternidad. Hoy, al disfrutar juntos los días de la vida, convertimos la estancia terrena en encuentro y paseo inolvidable, preámbulo, es cierto, de nuestra unión en el cielo. Con los instantes que ambos compartimos aquí, en el mundo, construimos, mi musa amada, nuestro alojamiento en la eternidad.

CITAS… La enredadera

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

La tristeza es una enredadera que crece y trepa por los troncos de los árboles, los tallos de los rosales, las plantas, las flores, los muros y los herrajes de los jardines, hasta asfixiarlos y arrebatarles su textura y policromía. Toca a la puerta de los corazones debilitados para abrazarlos e igual que una amante ambiciosa e infame, apoderarse de la alegría, el amor y la fortuna de uno. Quien responde a su llamado, experimenta a cualquier hora la agonía prolongada, el martirio, la muerte. Nunca respondas a su seducción; al contrario, abre tu alma al amor, a la felicidad, a los sentimientos excelsos.

TROZOS DE VIDA… El reflejo

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

Lo mejor de todo es que nuestro amor es real

Tras la lluvia de la tarde veraniega, tomamos nuestras manos y caminamos por las baldosas húmedas del parque, entre bancas, calzadas, árboles, plantas y flores. Traviesos y ocurrentes, reímos y asomamos a los charcos y a las fuentes con la intención de mirar nuestros reflejos trémulos e imprecisos y detrás, en las alturas, la belleza y el resplandor del cielo, como si existiera un mensaje oculto que pretendiera revelarnos que si tú y yo permanecemos envueltos en el amor, la felicidad y los sentimientos sublimes, ante tu alma y la mía se tenderá un puente de cristal para sortear la temporalidad y llegar a los jardines de la morada eterna.