Santiago Galicia Rojon Serrallonga
Si digo que moras en mi corazón, es porque te siento en cada latido; si afirmo que deseo tomar tus manos para girar y caer al pasto, entre risas, es por el deseo que tengo de escabullirme contigo por el tiempo para volver a la infancia dorada y soñar, divertirnos, brincar, correr y jugar; si miro tus ojos y me sumerjo en su profundad, es por su luminosidad y por reflejar el cielo. Cuando callo, es con la intención de escuchar tu respiración y juntos entrar en el silencio interior que solemos compartir para enriquecer nuestros seres; al caminar por las calles y mostrarte de improviso las imágenes difusas de ambos en los cristales de las tiendas, es porque quiero que contemples a dos enamorados, felices y traviesos. Si en las noches, al dormir, sueño contigo, es porque en verdad nuestras almas permanecen unidas en el encanto del amor. Si te regalo una flor, es porque estoy enamorado de ti y quiero impregnarte de fragancias y tonalidades deliciosas. Si te invito a descalzarte y hundir los pies en la intimidad de la tierra, es para juntos sentir el pulso de la vida; si te llevo al mar y jugamos con las olas, es con la finalidad de que nos envuelvan entre sus pliegues azul y jade. Quiero que el océano nos transporte a fronteras insospechadas. Cuando escribo en una servilleta de papel que eres mi vida y mi cielo, es porque nuestro amor está en el mundo y aguarda en la eternidad. Elegirte como mi musa fue porque me inspiras y te siento en mí cuando escribo, es por ser tu alma y la mía inseparables. Invitarte a soñar y vivir, equivale a volar libremente, entre el mundo y el cielo, para disfrutar ambos sentidos y al llegar al horizonte, tocar a la puerta de la inmortalidad. Si te conduzco a algún balcón, a cierto callejón romántico o al parque, al lado de una fuente, es para juntos contar las estrellas que alumbran el firmamento o sentir las gotas de la lluvia que deslizan por nuestros rostros y empapan la ropa. Si anticipo a la humanidad y al universo que eres a quien elegí para amar siempre, es por el resplandor de tu ser, por tu código de vida, por tu esencia. Y si prometo amarte toda la vida, en el mundo, y en el océano de la inmortalidad, es porque tú y yo recibimos, al crearnos Dios, la dosis de su fórmula mágica y especial. Cuando pido que me sientas en ti y a tu lado, es porque verdaderamente estoy en tu corazón, en tu alma, y te acompaño siempre para cultivar tus días de amor, detalles y alegría. Si confieso que te amo, es porque eres tú, nadie más, aquella mujer en la que un día me descubrí reflejado.
Siempre tienes una sorpresa, Santiago. Escribes hermoso.
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Tus escritos son como estampas que uno colecciona en el corazón
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He quedado con un grato sabor al leer tus texto, escritor. Es como si tu talento literario y tu inteligencia estuvieran al servicio del amor.
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Me pregunto cómo un hombre público puede vivir tan enamorado. Por ser escritor, seguramente le rodean muchas personas; por eso se me hace increíble que sea tan fiel a un amor. Ese sí es amor del bueno, como decían mis padres.
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Me siento profundamente conmovida con su texto Santiago. Considero que sus palabras, razones hilvanadas de forma por demás delicada y convincentes, me hacen dudar sobre la afirmación que hice sobre su publicación inmediata anterior de ser la más bella de sus obras. Tremendo cambio de opinión expreso ahora, y temo que en tanto transcurra la madurez del amor que existe entre usted y su musa, seguiremos disfrutando del placer de leerlo.
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Como para no dejar de enamorarse. Es divino.
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