Desde que llegaste

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

Si eres ayer, hoy y mañana, comienzo a entender el significado de la eternidad

Al abrir la puerta, te descubrí con tu resplandor especial, te abracé para unir tus latidos a los míos, reconocí tu fragancia y tu sabor, me miré retratado en tus ojos de espejo y comprendí que ya no esperaría a alguien más. Eso significa que los poemas que escriba estarán inspirados en ti, que las flores que regale siempre serán tuyas, que los caminos que recorra formarán parte de nuestra ruta y que en la banca que ocupe nunca sentiré tu ausencia porque cada noche contemplaremos la sonrisa de la luna y el trazo geométrico de las estrellas que cuelgan en el firmamento. Desde que llegaste, reviento burbujas para liberar los sueños e ilusiones que transformo en detalles y realidades para ti. A partir de entonces, corremos descalzos por el césped, entre árboles y flores; hundimos los pies en la arena y sentimos la espuma de las olas turquesa que el sol incendia durante su travesía; cruzamos puentes de cantera y cristal; jugamos felices y reímos mucho; andamos bajo la lluvia hasta empaparnos porque cada gota es una perla que contiene regalos y la fórmula de la inmortalidad. Cuando retiré aldabas y cerrojos de mi portón, entendí que me encontraba ante ti, nombre de ángel, el personaje que Dios describió y prometió insertar en mi historia de amor. Estoy en el ático, donde flota tu esencia mientras me dedico al arte, al proceso creativo, entre el mundo que es escenario de la brevedad de nuestros días y la morada donde el agua que brota de las fuentes es inagotable. Abro un libro enorme, con las pastas blancas -nuestra historia-, con un inicio de encanto y magia, como sustraído de un sueño, y al dar vuelta a las páginas descubro que no tiene final porque la eternidad inicia con el amor y la alegría.

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Te regalo una flor

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

Te regalo esta flor como anticipo del jardín que prometí para embellecer tu vida

Cuando prometo cubrir las horas de tu existencia con flores, significa que me he propuesto depositar alfombras de pétalos fragantes en tu camino para que al pisarlas, sientas mis caricias y que te cuido y consiento. Pienso dispersar los colores de orquídeas, azafranes y hortensias con la intención de que formen el atuendo que resalte tu belleza y sonrisa. Deseo que cada mañana, al abrir los ojos y mirar el cielo, voltees al jardín y descubras en las rosas blancas y fucsia las gotas del rocío que al deslizar suavemente, se transforman en perlas que atrapo con el objetivo de tejer un collar para ti. Mi plan consiste en colocar en tu almohada fragmentos de eustomas, gloriosas y lirios del valle con la finalidad de que te sumerjas en los sueños más hermosos. Con cada tulipán maquillaré tu alegría, tu rostro de niña inquieta y tierna y tu mirada de espejo. Entre los alcatraces he colocado dientes de león para que te recrees, juegues y retornes a la infancia dorada. Quiero que los filamentos de los dientes de león vuelen cerca y lejos, en el mundo y el paraíso, para que siempre descubramos en cada uno la brillantez de su inocencia. Mi estrategia se basa en jugar contigo entre flores de kudupul para entregarte horas de ensueño, burbujas con ilusiones y tonalidades de la creación. Al ofrecerte que llenaré tu vida de flores, me refiero a que hasta de las gotas de lluvia haré cristales que contengan promesas, sueños, ilusiones, alegría, regalos, sonrisas, realidades y sorpresas. En cada flor que te entregue, recibirás mi amor, mis detalles, mi consentimiento y la ternura de mis besos, siempre con la promesa de que construiré un palacio de encanto y magia, donde jugaremos y reiremos felices entre pétalos fragantes y tersos. Hoy te entrego una flor como anticipo del jardín que prometí regalarte.

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Disyuntiva

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

¿Ya te dije que te amo?

La disyuntiva que se presenta en mi camino es tolerar que los instantes fugaces transcurran y escapen o atraparlos con la intención de que antes de que se diluyan, te entreguen mis cartas y poemas de amor, la fragancia de mi perfume y la dulzura de mis besos. Tengo el dilema de percibir el rumor del tiempo, contar los pasos de las manecillas y escuchar las campanas y el péndulo del reloj o hacer incontables paréntesis en mi vida, cavar espacios y construir puentes para que cada segundo sepas que pienso en ti y te siento en mí porque moras en mi mente y en mi corazón. Mi opción es conformarme con las planas que encontré en el sendero de mi existencia o plasmar mi tinta sepia para relatar la historia que tú y yo compartimos y protagonizamos. La alternativa es callar, como muchos, hasta esperar una fecha que seguramente no llegaría, o propiciar los momentos, la oportunidad de confesar con la emoción, alegría e ilusión de la primera vez: «me cautivas. Estoy enamorado de ti. Te amo». Enfrento la elección de amordazar mis sentimientos, embalsamarlos y sepultarlos, o salir una tarde de verano a las calles céntricas, sentir deslizar las gotas de lluvia en mi rostro y expresar al mundo que soy feliz, que mi alma no está sola, que el pulso de un amor se repite en mi corazón. Puedo seleccionar entre mirarme al espejo todas las noches, hasta que a una hora invernal no aparezca más mi reflejo, y partir con el dolor y la tristeza de no haberme atrevido a amar plenamente, o abrazarte, mirar tus ojos de espejo y musitar a tu oído que mi plan es que tu alma y la mía se fundan en un crisol especial, hasta convertirlas en la estrella más resplandeciente del universo. Y si tengo capacidad de encerrar sueños e ilusiones en las burbujas, también puedo reventarlas para convertirlas en realidad y así acercar el mundo al cielo para que nuestra historia sea inmortal.

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Día del amor y la amistad

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

El amor y la amistad son algo más que un saludo, una casualidad o un membrete; se trata de capítulos compartidos, huellas y detalles que se graban en las vidas de otros, una historia mutua con sus auroras y ocasos, con sus alegrías y tristezas, con sus claroscuros. Por surgir del alma y los sentimientos, el amor y la amistad no se coleccionan cual trofeo ni forman parte del remate de una tienda departamental ni de los aparadores de una boutique adornada con la artificialidad de maniquíes y reflectores. El amor es tan bello, puro y sublime, que cuando uno se mira retratado en los ojos de otra persona y escucha los latidos de su corazón en el suyo, descubre que ya no es preciso esperar a alguien más. La amistad, en tanto, es un tesoro tan invaluable que no toda la gente cabe en el relicario del ser. Es una lástima, por lo mismo, que a ambos regalos del cielo se les comercialice cada año como un ritual de costumbres y obligaciones, cuando los almanaques y relojes disponen de espacio para amar, ser un detalle y dejar huellas y fragancias inolvidables. Es una pena que innumerables hombres y mujeres esperen una fecha especial para decirse «te quiero», enviar flores y regalos, comer en restaurantes lujosos, y al siguiente día retornar a la cotidianidad, a la rutina, a los engaños. Los regalos, en una fecha conmemorativa, deberían de ser parte complementaria de los detalles que el enamorado entrega a su amada todos los días o de las muestras de afecto, comprensión y apoyo que se dan los verdaderos amigos. Cuando la humanidad comprenda que tú, yo y los demás procedemos de la misma fuente y que, por lo mismo, somos un alma universal que pulsa con diferentes rostros e identidades, recobrará la armonía y los enamorados se entregarán el más fiel y puro amor, y los amigos entenderán que los sentimientos y las cosas no solamente son para uno, sino para el bien que se pueda hacer a los demás.

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Pintura

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

¿Y si pinto entre las estrellas el amor que me inspiras?

¿Y si pintamos un camino con alfombras de pétalos para andar descalzos? ¿Y si sustraemos colores de los arcoíris, las flores, el océano, las mariposas y los crepúsculos para mezclarlos e inventar sueños y crear un paraíso en el mundo? ¿Y si fundimos nuestros corazones en la forja para transformarlos en una estrella plateada y la insertamos en la pinacoteca del universo con la intención de que todas las noches, al admirarla, alumbre los senderos por donde caminamos, la fuente en la que asomamos y la banca que ocupamos? ¿Y si deslizamos los pinceles en nuestros rostros con la finalidad de plasmar sonrisas? ¿Y si en el lienzo colocamos tus manos y las mías, nuestros labios y el palpitar de la vida? ¿Y si retratamos los signos del amor y la felicidad? ¿Y si esta noche que la luna aparece resplandeciente e inmensa, captamos sus tonalidades para tenerla siempre al mecernos en el columpio? ¿Y si al tomar el pincel coloco mi mano sobre la tuya para pintar detalles, regalos, sorpresas e ilusiones? ¿Y si maquillamos los juegos que nos divierten? ¿Y si trazamos el abecedario en una pizarra para componer las palabras que nos identifican? ¿Y si recolectamos de las profundidades del mar y de la grandiosidad del universo los colores del amor y la dicha? ¿Y si dibujamos tu silueta y la mía en nuestras miradas? ¿Y si volamos hasta la puerta del cielo para visitar a Dios en su buhardilla de artista y solicitarle pinte tu rostro y el mío, junto con nuestros nombres, en el mural de la eternidad? ¿Y si al concluir nuestro cuadro de intensa policromía descubrimos nuestra historia y prometo hacer de los sentimientos que me inspiras una obra maestra? ¿Y si descubres que ya te amaba y pintaba antes de coincidir contigo?

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En cada mariposa…

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

Es para ti. Prometí que nuestro amor tendría los colores del cielo

No ocupé redes para capturar su libertad ni necesité alfileres para sujetar sus colores y raptarlos; sólo admiré el encanto de su vuelo y la sutileza de sus alas, en las que Dios maquilló tonalidades del cielo, como si al principio, a la hora de la creación, hubiera deseado pintar para nosotros un mapa secreto en sus pliegues amarillos, blancos, naranjas y negros con el objetivo de que al amarnos descubramos la felicidad y la ruta hacia la inmortalidad. Al mirar las mariposas aquí y allá, libres y plenas en el aire, el agua, la hierba y las flores, me percaté de que la vida es incesante y al componerse de momentos fugaces, es preciso experimentarla en armonía, con equilibrio y plenamente, con una historia irrepetible, grandiosa, sublime, bella e inolvidable. Decidí, entonces, envolver promesas de amor, detalles, sonrisas, destellos y capítulos extraordinarios para ti y para mí porque entre el vuelo y la hora postrera sólo existen instantes de diferencia, como lo vi con las mariposas en las montañas, capaces de cruzar fronteras y enfrentar las inclemencias de los días y la rapacidad de sus detractores, y tan frágiles y humildes a la hora del ocaso. Es tan breve la vida que prefiero, como lo enseñan las mariposas, expresarte mi amor y envolverte en la corriente de la felicidad, antes de esperar a que llegue una fecha especial, un día más soleado o una oportunidad que quizá nunca se propicia. Te relato que una mañana nebulosa y fría, distinguí en el horizonte, entre montañas azuladas por la lejanía, el resplandor solar que iluminó el paisaje de tonalidades verdosas, cafés y doradas de la campiña somnolienta, aún cobijada con el manto gris de la neblina flotante, hasta que como sustraído de un mundo de ensueño y magia, desperté en el bosque con fragancia de oyamel y pino, donde las mariposas, refugiadas en ramilletes, se desprendieron gradualmente en un espectáculo de acrobacia. Sólo había que cerrar los ojos y entrar en silencio interior para escuchar su revoloteo e interpretar su lenguaje oculto. Unas volaban sobre las sombras jaspeadas, quizá con la intención de recibir las caricias del sol de mediodía; otras, en cambio, acudían a los remansos solitarios donde el agua brotaba y corría helada y límpida; algunas más se fundían con el pulso de los troncos musgosos, las piedras grisáceas y las flores de intensa policromía; unas posaban en mi cabeza, en mis hombros, en mis brazos, en mí, como si entrar en comunión significara escuchar las voces de la creación, sentir el pulso del universo, compartir la alegría y los secretos de la vida. Al fusionarme con las mariposas y experimentar con cada una la dicha y el encanto de abrir nuestras puertas y ventanas a los susurros del cielo, coloqué en sus alas matizadas -al fin Monarcas-, mis promesas de amor, incontables abrazos y besos, sonrisas y detalles para ti. Bauticé cada mariposa con un nombre y descubrí en sus alas una huella inagotable, un lenguaje especial, un código de amor, con el encargo de que se convirtieran en hadas mágicas, en seres etéreos que te llevaran, cuando por alguna causa no esté a tu lado, la fragancia de mi perfume, el murmullo de mis poemas y el sabor de mis besos. En el paraje de mariposas, entre oyameles, pinos, hongos, flores, musgo y plantas, recolecté colores, destellos y rumores de un paraíso sublime, para envolverlos y mandarlos a tu balcón. No conocen fronteras. Cuando descubras alguna mariposa que pose en el barandal, revolotee sobre las flores de las macetas o asome por los cristales de la ventana, sabrás que se trata de la mensajera que de mi parte te entregará cada día una sonrisa, un regalo envuelto, un juego divertido, un detalle, un paseo y la locura de este amor que me inspiras.

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