Santiago Galicia Rojon Serrallonga
Siente la brisa en el mar, son las caricias de Dios; mira el resplandor en la bóveda celeste, es su mirada; escucha los rumores de la vida, es su voz; disfruta el aire, es su aliento; percibe el aroma de las flores, es su perfume; experimenta nuestro amor, es su regalo. Siente mis abrazos, mis besos, mi compañía… soy yo, eres tú, somos nosotros. Dentro de la inmensidad oceánica, el viento apenas es capaz de salpicar algunas gotas; en lo inconmensurable del firmamento, sólo asoman ciertas estrellas. La lluvia, el granizo y la nieve se presentan cual expresiones de algo supremo. La riqueza es infinita y pulsa en ti y en mí, en nuestra morada; pero también en otros mundos, en planos insospechados, en rutas inimaginables, en el cielo, en el amor que construimos. Eso es parte de nuestra historia.
Parte de nuestra historia son los momentos que compartimos, las miradas que intercambiamos, los juegos que disfrutamos, el diálogo que entablamos, las páginas que protagonizamos. Son nuestros guiños, besos y suspiros. Es el encanto y la magia de un amor especial e inagotable. Es la poesía que compongo para ti cuando te transformas en mi musa, los regalos que me entregas al vestirte con delicadeza femenina, los besos que dejan en ambos el sabor y la sensación de un amor dulce y fiel, construido diariamente con detalles, burbujas de ilusiones, sueños y realidades. Parte de nuestra historia es lo que ayer, en las horas fugaces que se convirtieron en pasado, ya quedó grabado en tu alma y la mía, en nuestros recuerdos y sentimientos, para inmortalizarnos. Es lo que hoy vivimos. Es lo que mañana compartiremos, con sus luces y sombras. Es nuestro recorrido. Es lo que nos enriquece e identifica. Parte de nuestra historia es el guión que protagonizamos aquí, en el mundo, con sus medidas y horarios preestablecidos por alguien desconocido en algún instante no recordado; pero también el arrullo de la inmortalidad que fue decretado para quienes hacemos del amor un estilo de vida. Somos tú y yo, nosotros, con nuestros encuentros y desencuentros, con los claroscuros de la existencia, siempre con el ánimo de ser felices, desenvolvernos de acuerdo con los códigos que tenemos y con la idea de ser la estrella del firmamento, la flor del jardín, la luz del cielo. Parte de nuestra historia es el camino que hemos recorrido juntos, el sendero que seguiremos para llegar a la morada, este momento en que suspiramos y sentimos nuestra presencia dentro de la inmensidad del universo. Parte de nuestra historia es tu nombre unido al mío. Son las flores que te regalo, el café que bebemos, los paseos que nos deleitan, esos pequeños detalles y momentos que se suman y de pronto ya forman parte de uno. Son los instantes de silencio, los minutos de locura, las horas de convivencia, los días de recreo. Es un abrazo y son lo mayúsculo y lo minúsculo, la alegría y la tristeza, las ilusiones y el desencanto. Son las flores que llegan a ti con mi fragancia. Es todo. Parte de nuestra historia es el momento en que descubrimos el reflejo de ambos en nuestras miradas. Es el segundo en que tomé tus manos, te abracé en silencio y te di un beso para fundir dos almas en un proyecto superior, en un sueño infinito y una vivencia de amor. Parte de nuestra historia somos tú y yo, nosotros, los de siempre, inmersos en una obra bella, cautivante, suprema e inolvidable.
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