El último día

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

El último día es inesperado. Llega sorpresivamente. No toca a la puerta ni hace visitas de cortesía. Simplemente, llega en el minuto de la noche, en el instante de la madrugada, una mañana o una tarde, cuando uno se acostumbra a la vida.

La hora postrera de la existencia puede llegar en cualquier momento, cuando uno duerme profundamente o durante los momentos de la jornada. Llega el segundo en que la gente se queda en alguna estación y ya no prosigue en el viaje.

Los furgones del tren se llenan y se vacían porque los pasajeros, hombres y mujeres, ascienden y descienden constantemente. Las vías parecen unirse en el horizonte, pero no se tocan porque son paralelas que conducen a un destino y otro, forman parte de una ruta.

El último día es inevitable. Los días de la vida son tan frágiles, que no hay oportunidad de preparar el equipaje. Las maletas se quedan como prueba de lo que uno hizo en el mundo. Conservan los aromas y recuerdos de cada ser humano, sus obras buenas y malas, los sentimientos que dibujaron su sonrisa o marcaron su amargura; evocan sus actos y palabras, guardan las huellas de los caminantes y son constancia de una vida y otra.

A la gente, mientras vive, se le insiste en que los días son breves y hay que aprovecharlos; sin embargo, los confunden y la mayoría se dedica a talar su verdadero amor, su alegría, su evolución, en vez de plantar y crear un edén en el sendero que recorre.

Vivir no significa dedicar los días a hablar estupideces, embrutecerse con el alcohol y las drogas o coleccionar apetitos pasajeros. Eso lo hace cualquiera. No tiene mérito. Ni siquiera contribuye a disfrutar la estancia en el mundo. No se confundan.

La vida se disfruta cuando uno entiende que cualquier instante puede ser el último y trata, en consecuencia, de experimentar los días y los años en armonía, con equilibrio, plenamente, con la dicha de dar de sí, dejar huellas indelebles, amar fielmente y descubrir lo bello en cada detalle.

Cada instante puede marcar el minuto final. Nadie se atemorice. Sólo se tata de cambiar la vestidura, hacer un paréntesis dentro de la eternidad, preparar el viaje interminable. Hay que vivir felices y en paz, con una ruta definida, dispuestos a entregar lo mejor de sí, con un amor tan grande que ilumine el universo.

Nadie debe esperar a poseer una fortuna o una historia encantadora porque sus sueños podrían no cumplirse. El momento de vivir es ahora. Cada instante es para vivir con sentido. Nadie debería de retirarse del mundo sin antes darse oportunidad de ser dichosos, cumplir sus sueños y purificar sus seres con sentimientos, ideas, palabras y actos nobles. Eviten esos ceños fruncidos. La arrogancia es basura.

Por favor, sonrían, sean amables, den de sí a los demás, no arrebaten, jamás sean la sombra de alguien ni actúen con crueldad o ventaja. Alguien muy inteligente pronosticó que este mundo apenas durará una centuria y que habrá que anticiparse y buscar, por lo mismo, un sitio para vivir; sin embargo, quiero aclarar que no es necesario escudriñar el universo para descubrir otros parajes, ya que uno, a través del amor, las virtudes y los sentimientos, tiene capacidad para hacer de este plano un paraíso bello y por añadidura encontrar la senda hacia moradas sublimes.

Recuerden que el último día podría ser hoy, mañana o dentro de unas semanas, algunos meses o varios años; no obstante, la fecha es impostergable para cada ser humano, motivo, creo, para hacer a un lado los pretextos, las horas ruines, el ocio, los vicios y la ausencia de sentimientos y valores.

No partan sin antes haber sonreído y expresar a los demás lo tanto que los aman. No se vayan sin cumplir sus sueños limpiamente. Nunca se retiren de la vida sin darse oportunidad de hacer el bien, limpiar el camino y entregar de sí lo mejor porque el amor y las cosas no solamente son para uno, sino para bien de los demás. No lo olviden.

Sean ustedes quienes eviten el sufrimiento de los niños que deambulan en las calles o que son maltratados. Devuélvanles la alegría y recuérdenles que siempre habrá quienes los aconsejen, cuiden y acompañen. No engañen ni se aprovechen de la debilidad, confianza e ingenuidad de los demás. Ámense y protéjanse unos a otros.

Me gustaría que cada uno, en su minuto final, pudiera cerrar los ojos y dar el último suspiro con la satisfacción de haber protagonizado una historia ejemplar, bella e inolvidable. La fortuna material, los lujos, la superficialidad y los placeres fugaces no son ingredientes que aseguren la felicidad.

Busquen el vuelo libre y pleno, la justicia, el amor a los demás, la tolerancia, el bien, la honestidad, los valores, la verdad. Traten de sumar y multiplicar lo bueno y eviten restarlo y dividirlo. Los pequeños detalles hacen la grandeza.

Dediquen sus días a sus familias, a ustedes, a la gente que les rodea, a la humanidad, al servicio de la creación. Construyan puentes para no resbalar a los abismos y armen escaleras con la intención de llegar a la cima, pero no dejen heridos en el camino ni provoquen llanto, tristeza y luto en los demás.

Sean dichosos, vivan en armonía y en paz, construyan, generen vida. El último día es inevitable. Desconocemos la fecha en que llegará. Vivamos con la misión de ser luz para alumbrar el mundo y el universo.

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20 comentarios en “El último día

  1. Santiago, hace rato opiné en tu Sueño de Amor y ahora descubro otro texto no menos hermoso. Eres un escritor admirable, un artista de completo, un ser humano que marca cosas bellas a su paso.

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  2. GRANDES PALABRAS SANTIAGO, OJALA TODOS ENTENDAMOS LO CORTO QUE ES LA VIDA, Y LO FÁCIL QUE ES AYUDAR A LOS QUE NECESITAN , SERIA UN MUNDO MEJOR PARA TODOS. QUE DIOS TE BENDIGA, UN UNIVERSO DE BESOS

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  3. Solamente alguien como tú puede ejercer esa magia tan especial en nosotras, tus lectoras, escritor porque sabes desmenuzar los secretos universales y transmitirlos a los corazones y eso te hace grandioso, Santiago. Te felicito porque cada día da muestra de tu capacidad y tu poder interior. Eres verdaderamente increíble.

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  4. Qué conceptos tan bonitos de la vida, si todo el mundo pensara así no habría injusticias ni sufrimiento, habría cosas hermosas en el mundo.

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  5. Saludos con mucha educación, poeta Galicia Rojon. Una persona que escribe con tanto talento y profundidad es me parece un ser humano muy admirable y grande, no cualquiera escribe tan hermoso y se atreve a hablar de esta manera porque lo que vende son los temas relacionados con lo más bajo, por eso todo mi respeto y mi admiración.

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  6. “El último día” desearía poner mi mano o centrar mi pensamiento sobre el corazón para honrar a mi ser, a mi alma, a mi vida por todo lo que viví 🙂

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  7. Santiago; apenas me hice tu fan, pues encontré tu página en google cuando buscaba algunos conceptos. Leí algunas publicaciones que llamaron mi atención y me encantaron. Ahora soy tu fiel seguidora.

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