Santiago Galicia Rojon Serrallonga
Es nuestra historia, nombre de ángel
Existen historias que el silencio no calla, temas que los años son incapaces de deformar, guiones que parecen escritos desde el principio. Son historias imborrables. Nadie las toca. Se trata de rumores que la lluvia y el viento llevan consigo y reproducen aquí y allá, a una hora y a otra. Hay historias que no se olvidan porque quedan en la memoria y en los sentimientos, y se vuelven recuerdos de un ayer, alegría e ilusión de un presente y esperanza y sueños de un mañana. Ciertas historias se escriben como anticipo de una existencia sin final. Algunas historias, con los acentos, los signos de admiración e interrogación, las comas y la puntuación de la vida, enseñan que a pesar de las auroras y los ocasos, el amor renace cada instante e irradia una luz inextinguible. Algunas historias son más bellas, sublimes e intensas que otras, acaso por las palabras que se pronuncian, quizá por los sentimientos que se expresan y las mueven, probablemente por venir del alma y del cielo, tal vez por todo. Hay historias que por ser tan hermosas y sutiles, la oscuridad no se atreve a apagar sus colores y su luminosidad ni el silencio a callar su lenguaje y sus notas. Existen historias, como la nuestra, que tuvieron un inicio original, un encuentro inesperado, un encanto prodigioso y de ensueño, y no concluyen porque están conectadas a las almas de los enamorados, a un plano etéreo que desconoce la temporalidad por ser inmortal. En nuestra historia, algo extraordinario aconteció desde el inicio, y no dudo que fue por el encanto de un amor que ya venía de otros tiempos y de una estancia en un plano mágico. Tú estabas en tu mundo y yo en el mío, cuando de improviso anclamos en el mismo puerto, atraídos, quizá, por el amor que ya sentíamos y que es imposible desterrar porque es tan nuestro como las fragancias y los sabores que compartimos. Existen historias en las que uno es compañero de viaje, en una estación y otra, con destino a la ruta de la luz, donde el amor eres tú y soy yo. Hay historias que Dios resguarda en su biblioteca, como la nuestra, porque las protagonizamos sus niños consentidos, sí, tú, nombre de ángel, y yo, el autor de los poemas que me inspiras. Determinadas historias son un “te amo” grabado en la arena de la playa, inscrito en la galería celeste y bordado con palabras y hechos en el mundo y en la morada. Hay historias que no terminan por ser tan hermosas y subyugantes. Son historias que Dios escribió al principio y que suele leer cuando tú y yo jugamos a la vida y al amor.
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Historias que no se olvidan, qué título tan cautivante y qué texto tan hermoso, escrito por un poeta magistral, al cual felicito.
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Verdaderamente es un escrito inspirador, muy hermoso.
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Me fascinó y me jaló a la lectura desde un principio, ahora sí que desde que comencé a leerlo hasta el final. Opino que es hermoso.
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Es conmovedor. Escribes con los sentimientos, Santiago.
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Me hizo suspirar.
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Quién no quisiera una historia llena de amor.
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Cuándo hay amor, ni el tiempo ni la distancia lo puede estropear. Bendiciones escribe divino
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Es usted tan dulce, profundo y sensible que sólo me atrevo a decir que me encanta, Escritor. Mi ser agradece lo que me transmite, mi ser se regocija con su arte y mi existencia celebra su existencia. Dios debe consentirlos tanto que los ha hecho únicos en la historia de su amor. Historias que no se olvidan.
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Increíble que existan seres capaces de expresar tanta belleza, como tú, Santiago. Tengo entendido que los artistas son hombres y mujeres talentosos que encuentran inspiración y transmiten las cosas y los sentimientos más hermosos que puedan existir. Eres uno de ellos. Nosotras como lectoras tenemos la dicha de leerte y la emoción de esperar cada una de tus publicaciones. Felicitaciones.
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Sencillamente es hermoso y creo que está mal mi expresión sencillamente porque estos textos denotan mucha complejidad, pues no cualquiera escribe así. Mi reconocimiento, escritor.
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Solo me nace decir WOW! Me encantó tu poema. La verdad no quería que llegara el fin mientras estaba leyendo. En mi mente viajaron “historias que no se olvidan” y aunque en ciertos momentos parezcan olvidadas, siempre quedarán plasmadas con tintas inborrables en nuestras almas. Muchas gracias por pintar nuestras vidas con pinceles de arcoíris por medio de tus poemas! 🙂
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