Santiago Galicia Rojon Serrallonga
Un caballero no olvida el detalle de sorprender a su dama con una canasta pletórica de flores y la promesa de hacer de cada instante un motivo de alegría
Hoy recorro, felizmente, las rutas del amor, entre paisajes al natural y otros de luces y cristal, donde te miro conmigo, me veo contigo, en el sutil encanto de dos miradas que son una. Abro las páginas de nuestra historia y, en cada línea escrita, con sus mayúsculas y sus minúsculas, sus acentos y su puntuación, doy lectura a tus capítulos y a los míos, a lo que somos y hemos construido, hasta comprobar que tenemos un ayer compartido, poseemos un hoy que hacemos prodigioso y aseguramos, por lo mismo, un mañana sin final. Repaso, a tu lado, igual que dos patinadores sobre hielo -ella y él, tú y yo-, las horas y los días, los callejones y los remansos, los sueños y las vivencias de un amor que descubre nuestros rostros en notas de colores, en matices, supongo, parecidos a los que Dios utiliza cuando pinta los sentimientos que nos regala. Rescato de fechas lejanas momentos irrepetibles, instantes dichosos, que ilusionan, dan alegría e invitan a convertirlos en cimientos y puentes a un hoy esplendoroso y mágico, cautivante e inolvidable, entre tú y yo.
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Una publicación muy hermosa, Santiago. Me gusta mucho como todos tus textos. Saludos cordiales Marie
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Marie, te saludo con mucho gusto. Deseo te encuentres muy bien. También leo con agrado e interés tus bellas publicaciones.
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Muchas gracias, Santiago.
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