SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA
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Existe una tendencia global de desbaratar a la familia. Se trata de un juego perverso, una ecuación peligrosa, un plan que se ha aplicado gradualmente, desde hace años, con cierta intencionalidad. La gente está tan distraída y parece fascinada con el encanto cibernético, con las apariencias y las lejanías que alguien, y otros más, hacen creer y sentir que se trata de realidades, que no se da cuenta de que la familia es una fórmula que se desmorona. Al enfrentar a los opuestos -empleados-patrones, alumnos-profesores, hombres-mujeres, menores-adultos-, también se incluyó, en tan nefasto paquete, a los hijos y al padre y a la madre, a los nietos y a los abuelos, a los sobrinos y a los tíos. El proyecto de destruir a la familia, implica deshilvanar tejidos, abrir brechas, dejar boquetes irreparables, separar, dividir. Al ejercicio del poder absoluto, le estorba el modelo de la familia. La vida es cambiante y dinámica; sin embargo, temas como el de familias equilibradas, respetuosas, educadas y armoniosas, son principios fundamentales que deberían de considerarse intocables. Por ser la base de sociedades desarrolladas, fuertes y sanas, la familia representa un valor significativo. Una familia apegada a los valores, al bien, a la verdad, a la armonía, al respeto, a la unidad, a la educación y a la dignidad humana, es una fortaleza incorruptible que impide el paso del mal y sus terroríficos atentados. En cambio, una familia rota, ausente de principios y de solidaridad, cicatrizada por el resentimiento, la confrontación y la rivalidad, deja innumerables puertas abiertas al mal, a los desencuentros, a los vicios, a la destrucción. Como ejercicio, uno debe voltear a su familia y medir el grado positivo en que se encuentra o, al contrario, descubrir los rasgos de agotamiento y muerte que la acosan. Una familia íntegra, sumada y multiplicada aquí y allá, en todo el mundo, se volverá la muralla que necesitamos para evitar la usurpación al ser humano que planea la élite global. No es lo mismo una casa que un hogar.
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Reblogueó esto en Ned Hamson's Second Line View of the News.
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Exacto Santiago, no es lo mismo una casa que un hogar. Cuando el matrimonio se separa y va cada uno por su lado, el hogar se convierte en una triste vivienda deshilachada, ya nada es igual. Desgraciadamente esto ocurre cada vez más, y a todo el mundo le está pareciendo «normal» divorciarse y volver a casarse una y otra vez, trayendo con esto mucho daño psicológico a los niños, daño que luego arrastran hasta su adultez. Me ha encantado tu texto. Son letras de mucha sabiduría que nos dejan un mensaje muy importante. Te invito a visitar mi reciente prosa, cuyo enlace es el siguiente: https://tualmaylamia703616232.wordpress.com/2022/01/04/tanto-placer/ Recibe mi saludo fraternal y que tengas un año 2,022 lleno de salud y paz.
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Siento repetirme pero «no es lo mismo una casa que un hogar» me parece La Frase. A pesar de que los tiempos son otros, la percepción de la existencia, el inmediatismo,…y muchas más cosas que tú ya sabes, pero hoy hay menos hogares que casas, hace años tal vez también, porque muchos matrimonios se mantenían porque no se concebía lo contrario. Tal vez solo está eclosionando en parte lo que ya no funcionaba, hiperbolizado por una sociedad de la satisfacción continua….graciasss
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Gracias a ti, Ana, por contribuir a enriquecer el tema con tu opinión. Te saludo con mucho gusto y te envío un abrazo.
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La familia es un dique de contención contra las malas intenciones de desbaratar la sociedad. Buen artículo, suscribo cada palabra. Saludos.
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Irene, valoro tus palabras. Efectivamente, una familia sólida, difícilmente es destruida. Te saludo con mucho gusto.
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La familia debería ser una presa, eso sería deseable. Desafortunadamente, no siempre es cuando hay personas malintencionadas que intentan destruirlo.
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La familia es un tesoro maravilloso. Cuidémosla. Saludos hasta Alemania, Marie.
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La familia es el hogar de hermosos valores. Cuidemos la semilla del fruto de amor. Muy linda reflexión amigo el alma.
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Amiga del alma, te saludo con mucho gusto. Coincido contigo, hay que cuidar mucho la familia y el hogar. Son un tesoro invaluable.
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