SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA
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A Giselle, Nehad, Santi, Anilú, Mateo y Nicolás
Antes de que las horas y los años borren tu infancia, juega mucho. diviértete, sueña y construye tu vida con alegrías e ilusiones. Antes de que los días se repitan y acumulen, hasta diluir tu niñez, colúmpiate en la inocencia, brinca, corre, baila, canta y, si así lo deseas, arrástrate en el césped, sin importar que tu ropa se enlode o tus rodillas queden marcadas por las caídas. Antes de que tus primeros años de vida se mezclen con los siguientes, hasta que una mañana o una tarde descubras que la noche te ha alcanzado, vive contento, aprende que la existencia ofrece dulzura y amargura y que, en muchos casos, uno elige el condimento y el sabor. Aliméntate bien y disfruta, cuando las tengas, las golosinas que tanto deleitan y que, en otras estaciones, ya no saben igual ni poseen el mismo encanto. Antes de que las manecillas del reloj giren tanto, convierte tu historia infantil en páginas inolvidables, en capítulos irrepetibles, en instantes maravillosos, y no omitas hacer el bien y aprender. Antes de que oscurezca y los rasgos de la infancia se desvanezcan, no olvides amar a tu padre, a tu madre, a tus hermanos, a tu familia, porque alguna vez, en cierta fecha y a determinada hora, ya no los tendrás y, entonces, los extrañarás. Antes de que llegue la noche, recuerda que te encuentras en el amanecer de tu existencia y que el mediodía y la tarde, que parecen interminables, se agotarán y no regresarán más. Antes de que tu niñez se vuelva pasado, cuídate mucho, sé feliz, ríe, juega, sueña, vive, pruébate, ensaya y transforma esa etapa en el amanecer más bello, en la primavera inolvidable. Antes de que el tiempo te marque otras rutas y diferentes sentidos, experimenta tu niñez. Antes de que la noche llegue.
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