Somos piedras, quizá, con la esperanza de despertar

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Somos piedras, quizá, que un día no recordado quedaron abandonadas y dispersas en el camino, en barrancos y en montañas, en desiertos y en vergeles. Somos piedras, tal vez, que dormimos en las profundidades con el anhelo y la esperanza de despertar y de brillar al liberarnos y salir. Somos, piedras, acaso, que alguna vez, en una fecha ya olvidada, caímos a los ríos, a las cascadas, a los lagos, a los manantiales, a los océanos, a los mares, y el agua, al acariciar nuestras texturas, dio forma a cada una. Somos piedras, probablemente, que se hundieron en el fango, en la desmemoria, sin la esperanza de ser descubiertas y rescatadas. Somos piedras, seguramente, que alguien y otros más recogieron con la idea de construir hogares y mazmorras, palacios y chozas, fortalezas y presas. Somos piedras, indudablemente, que uno utilizó para salvar vidas y otro usó para matar. Somos piedras, parece, expuestas al aire, al sol, a la lluvia, a la nieve. Somos piedras, creo, que, a veces, queremos reaccionar y superar el letargo que nos mantiene inmóviles para fundirnos en un crisol y tener motivos grandiosos. Somos piedras, supongo, que guardamos tesoros en nuestro interior y que nos recuerdan, con sus silencios y sus rumores, que venimos de paraísos infinitos y que, por lo mismo, podemos resplandecer eternamente o, al contrario, opacarnos y permanecer en sepulturas.

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