SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA
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Las letras, como todo el arte, provienen de las profundidades del ser, tienen algo de etéreo y de humano, son inspiración y reflejan la belleza y los sentimientos más nobles; aunque, a veces, por cierto, las utilicemos para expresar descontentos y situaciones complejas del mundo. Hemos olvidado -acaso por la inmediatez, posiblemente por la superficialidad y el apego a las apariencias, probablemente por el anhelo patético y casi exclusivo de obtener riqueza y poder, quizá por la creciente estulticia individual y colectiva, seguramente por dar gusto masivo y seguir modas y tendencias, o tal vez por eso y por algo más- escribir con el alma, con lo mejor de nosotros, y ahora, contagiados de ese mal moderno, hasta nosotros, los creadores, parecemos ignorar que la vida y sus encantos no son mercancía en serie que satisface apetitos, sino arte, el lenguaje que palpita en el interior y, por lo mismo, está conectado al pulso infinito. El arte es la voz del alma, de la naturaleza, del universo, de la creación, de Dios. En la hora presente, algunas hordas humanas -las que más gritan, las que todo lo vulgarizan, las que pretenden enmendar las planas a la vida, las que ambicionan controlar y las masificadas- se han dedicado a romper el arte, a desarticular las letras y las palabras, y a sustituirlas por expresiones que parecen baratijas. Las generaciones actuales ya no leen -argumentan en los medios de comunicación, en las editoriales, en las oficinas de prensa, en las instituciones públicas y privadas, en todos los ambientes-; hay que darles, en consecuencia, imágenes, publicaciones digeridas, ideas fáciles, mensajes estúpidos y vinculados a sus apetitos primarios. Y así, contribuimos a la pereza mental de las personas, hombres y mujeres que serán vaciados espiritual y mentalmente por una inteligencia artificial e indiferente, diseñada para controlar, despojar, manipular y explotar. No sabemos pensar. Permitimos que robaran nuestros principios, valores y sentimientos. Hemos dejado de hacer arte. La inspiración ha sido desgarrada. Escribir, como toda expresión artística, requiere entrega, pasión, creatividad, esfuerzo, disciplina, inspiración, originalidad, dedicación, trabajo. Parece que hemos olvidado imaginar, vivir y soñar. Creemos, erróneamente, que experimentar la vida tan fugaz es entregarnos a apetitos, perder el tiempo en ambientes superfluos y pasajeros, evadir compromisos, responsabilidades y trabajo. Escribir una obra artística significa dejar un pedazo de sí, constancia del equilibrio entre los sentimientos y los pensamientos. Escribir un cuento, una novela, un relato, un poema, es, en el arte, presentar diferentes senderos y estilos de vida, es elegir un rumbo y un destino, es protagonizar tantas biografías e historias, es aprender, es entregar a los lectores trozos de cielo y de mundo. Las letras, como todo el arte, son el lenguaje del alma, de la mente, de la creación, de la vida. Quienes escriben y leen, saben a lo que refiero, y no desconocen, igualmente, que algo tiene de esencia y de arcilla, de infinito y de temporal, de Dios y de humano. Escribir, en el arte, es algo más que una pose; es, simplemente, participar en el excelso e interminable proceso de la creación. Escribir no es imitar las producciones en serie ni recurrir a la tentación de malbaratar el arte, simplemente por complacer a las mayorías; es, sencillamente, asimilar y explicar mucho de lo infinito y tanto de lo temporal, descubrir y presentar al alma y al humano, y aprender a vivir en un plano y en otro.
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Reblogueó esto en Ned Hamson's Second Line View of the News.
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Saludos, Ned.
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Así es mi estimado ya la gente ha olvidado la esencia y usan muchas veces el arte para vulgaridades. Felicitaciones a ti, todavía tenemos excelentes escritores que escriben con el alma.
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Eduviges, agradezco y valoro tus palabras. Tú eres una poetisa que también escribe con autenticidad. Saludos.
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El arte es la voz del alma, de la naturaleza, del universo, de la creación, de Dios. Pero el arte real era cada vez menos valorado. Sin embargo tengo la impresión de que el interés por el arte, las letras, etc. está aumentando de nuevo, como muestra el ejemplo de la Casa de Literatura en Leipzig.
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Ojalá puedas platicarnos sobre la Casa de Literatura en Leipzig, Marie. Debe ser muy interesante.
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