Santiago Galicia Rojon Serrallonga
Es una marca humana que da confianza. Es su cumpleaños. Es un ser humano extraordinario. un hombre bueno y honesto que ha acumulado experiencia y cuenta con una trayectoria reconocida como empresario y funcionario público municipal, estatal y federal.
Ante todo, es un ser humano, una persona, un hombre que nació en Morelia, capital de Michoacán -estado que se localiza al centro-occidente de México-, donde su nombre y sus apellidos permanecen grabados en la memoria de la gente que lo conoce y que, en algún momento de sus vidas, lo han tratado.
Se trata, obviamente, de Luis Navarro García, el hombre que, a pesar del enojo de quienes lo consideran adversario e incluso obstáculo para sus aspiraciones políticas, se encuentra presente, desde hace meses, en el transporte público y en las azoteas -en los espectaculares-, con la promoción de su iniciativa ciudadana “Morelia nos toca”, orientada a la participación social, a trabajar en proyectos integrales bajo la fórmula autoridades-población y a propiciar el desarrollo, el bien común y transformaciones sustanciales en todos los ámbitos.
Es el mismo personaje amable, sonriente y honesto con quien colaboré, profesionalmente, hace algunos años, cuando impulsó con éxito el programa ciudadano “Haz barrio”, tendiente a fomentar el consumo local, dinamizar la economía municipal y regional y fortalecer los negocios pequeños, el autoempleo, las empresas familiares.
Me consta que entonces, como titular de una dependencia municipal responsable de la economía y las inversiones en Morelia, dio lo mejor de sí, presentó resultados positivos y logró, como hoy con su propuesta, colocar “Haz barrio” en un peldaño de excelencia que propició despertar conciencias sobre la relevancia, necesidad y urgencia de apoyar el consumo local, proyecto que más tarde, en la siguiente administración, fue desdeñado.
Uno, parece, no termina de conocer a las personas. En las horas de los desafíos, los planes y los retos, es cuando, generalmente, hombres y mujeres se prueban realmente y demuestran de qué clase de arcilla están hechos.
Hace algunos años, tras concluir su más reciente cargo público -secretario de Fomento Económico en la capital de Michoacán-, Luis Navarro García resultó electo presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Morelia, una de las agrupaciones empresariales de mayor antigüedad y tradición en México -fundada en 1895 por el ferretero alemán Luis Andresen y protocolizada en 1896 por el hombre de negocios y hacendado Ramón Ramírez Núñez- con el reto principal fue rescatar la estabilidad financiera de la misma y asegurar su autonomía económica. Y lo logró.
Parecía descomunal su reto, pero él, acostumbrado a enfrentar desafíos, fue tenaz y dedicó semanas y meses -oh, el tiempo es vida- a subsanar las finanzas y, por añadidura, entregar, al final de su gestión, una administración sustentable. Lo que parecía imposible, lo hizo realidad por medio de entrega, trabajo, disciplina, esfuerzo y honestidad.
En aquellos días, los de postrimerías de 2017, tuvo la amabilidad de invitarme, como artista y escritor, periodista e investigador, a crear una obra, un libro acerca de la historia de la institución empresarial, anticipándome que antes de publicarlo, tendría que devolverle su capacidad económica a la asociación de comerciantes, lo que, evidentemente, significaba que yo correría el riesgo de que mi manuscrito quedara en espera de otra oportunidad. Saldar deudas millonarias y rescatar a la Cámara de Comercio de Morelia, era su prioridad.
Comprendí que los datos, la información y la historia de la Cámara de Comercio de Morelia estaban dispersos, rotos y extraviados. No resultaría sencillo investigar y escribir un libro con las características deseadas. No obstante, el nombre de Luis Navarro García vale mucho e inspira confianza y respeto, credibilidad absoluta, motivo por el que acepté la invitación con la certeza de que publicaríamos la obra. Creí en él porque es una garantía, una marca humana confiable, y el prestigio y los valores no se encuentran en las vitrinas ni en los anaqueles de las tiendas, y menos tras cristales que exhiben maniquíes alumbrados por reflectores, como es el estilo de vida de tantos políticos aferrados al poder, quienes se adueñan de partidos y votantes.
El tema del libro pertenece a otra historia. Únicamente explicaré, por hoy, que a pesar de las dificultades, las críticas, los obstáculos y los problemas, Luis nunca claudicó y sí, al contrario, luchó arduamente con la idea de cumplir sus promesas y dar algo más, una constancia para la historia dedicada a los empresarios de Morelia.
No pocas veces, Luis Navarro García se ha referido a la obra 123 años de historia, Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Morelia, como “nuestro libro”, y tiene razón, a ambos pertenece la dicha y el privilegio de ser autor y presidente, respectivamente. Creyó en el proyecto y lo defendió. Hasta consiguió el respaldo de los empresarios. Me acompañó y se involucró conmigo en aquellas jornadas inolvidables de revisión y diseño. Comprobé, una vez más, que Luis Navarro García no es un figurín improvisado que vista a la moda de los partidos políticos; es un personaje, un ser humano que no defrauda ni traiciona. Si se involucra en un proyecto, en alguna promesa, entrega lo mejor de sí, ofrece resultados y cumple.
Hoy celebra su cumpleaños dignamente. Y aunque sus adversarios lo critiquen y otros lo vigilen, insisto en que Morelia necesita políticos como él, hombres y mujeres con marca registrada, porque es garantía del compromiso y la responsabilidad que requieren los mexicanos para deshacerse de la basura y transitar a verdaderos estados de bien y desarrollo social. Feliz cumpleaños y mucho éxito en tu vida, Luis. Gracias por tu amistad, por ser quien eres y por dar ejemplo de calidad humana.
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