Esta noche

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

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Esta noche, mientras llueve, dormiré con las letras, la tinta y el papel, para armar palabras y escribir textos que relaten mis anhelos, mis fantasías y mis sueños. Esta noche, cuando las nubes plomadas se interpongan, pensaré que tras la oscuridad existen luceros que alumbran y decoran la bóveda celeste, hasta formar un sendero florido a paraísos escondidos, igual que mis letras en las páginas de mi libreta de apuntes. Esta noche, enamorado de la vida que palpita en cada expresión, rescataré de mi memoria los nombres de la gente que tanto he amado, los sitios que he recorrido y los capítulos de mi historia, quizá con el deseo de recoger pedazos de mí, repasar mi biografía y preparar los siguientes episodios. Esta noche, como las otras, despertaré con la sensación de que estoy entre el mundo y el cielo, en medio de nada y de todo, como parte de la arcilla y de la esencia, con un pie en la temporalidad y el otro en la inmortalidad. Esta noche, como otras de mi vida, despertaré con asombro y emoción y daré gracias por tantos detalles y motivos en mi historia. Esta noche, en el silencio y en la soledad, volveré a escribir, a soñar, a dormir, con la esperanza de un amanecer esplendoroso, antes de que a otra hora nocturna, en cierta fecha, no despierte mes. Esta noche escribiré un poema y me prepararé con la idea de seguir viviendo. Esta noche.

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Y, dicen, estamos ante el posible fin de la emergencia por Covid-19…

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

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Solo maquíllalos y vístelos, hazles creer que el mundo les pertenece, regálales elementos que los enajenen y que sigilosamente desgarren sus capacidades y sus talentos, desvanece sus planes y sus sueños, incinera o sepulta sus valores y ofréceles aquello que los fragmentará, mientras preparas más trampas, propicias que de alguna manera pierdan el equilibrio y das el golpe para su fatal caída

He leído, en uno, en otro y en diversos medios de comunicación, la noticia relacionada al anuncio que, recientemente, en la ceremonia de premiación de Salud Pública Global, hizo el director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, sobre lo que podría definirse como el posible fin de la emergencia por Covid-19, la llamada pandemia que, pensamos algunos, fue creada y dispersada estratégicamente por el mundo con cierta intencionalidad perversa y acorde al proyecto ambicioso de una élite con poder económico, militar y político que pretende apropiarse de las voluntades humanas, masificar, controlar y explotar.

Murieron, a partir de su inicio, millones de seres humanos en todo el planeta, ante contradicciones, propaganda alarmante y negativa dirigida intencionalmente, silencio de académicos y de la comunidad científica, oportunismo de ciertos personajes que «adivinaban» lo que acontecería, campaña de denigración a las personas, presunción de conquistas espaciales y amenazas de crisis y guerras futuras, entre otros elementos bien definidos y preparados con el objetivo de provocar nerviosismo y pánico.

¿Qué aprendimos, ciertas personas, sobre el monstruoso Covid-19, al parecer creado en algunos laboratorios y diluido estratégicamente en el mundo para su propagación? Evidentemente, quienes diseñaron, crearon y ejecutaron el plan, obtuvieron información precisa y valiosa durante su ejercicio, de manera que ahora poseen el mapa humano más completo y fidedigno que se haya conseguido, con información sobre las reacciones de cada pueblo y nicho social en el planeta. Estuvimos a prueba, totalmente manipulados y vigilados, y todo parece indicar que no nos percatamos. Ahora saben cómo puede reaccionar la gente de un caserío, una aldea, un pueblo o una ciudad, aunque pertenezcan al mismo país o región. Conocen nuestra estatura como personas.

Las religiones que tanto promueven el bien, la nobleza de sentimientos, la piedad y las virtudes, también callaron y no dieron consuelo a sus seguidores, como también guardaron silencio, por amenazas o por miedo, los integrantes de la comunidad científica y los académicos. Abandonaron a los seres humanos, acaso sin darse cuenta de que al destruir a las mayorías, también se condenan al exterminio.

El manejo de la información fue pobre, confuso, pésimo y contradictorio en los medios de comunicación, y peor fue en quienes aprovecharon las redes sociales con la finalidad de propagar el miedo. Prevalecieron el caos, el descontrol y la manipulación en las noticias, en la información referente al Covid-19.

Previamente, tras el incendio anunciado en el Amazonas y más tarde en Australia, episodios con los que culparon a toda la humanidad en vez de generar conciencia y respeto a la vida, anunciaron que, en ciertas poblaciones, ante la ausencia de personas que se encontraban recluidas en sus hogares, los animales del bosque y de las montañas estaban de visita en las calles, en los jardines de las casas, en los parques urbanos, evidentemente sin el estorbo ni la presencia nociva de la gente. Una regla de quienes tienen poder es minimizar a la gente, rebajarla, colocarla en niveles ínfimos.

No solamente se trató de un ejercicio orientado a la elaboración del mapa humano, al diseño de la radiografía de la gente de todo el mundo; también fue un mecanismo para causar la muerte de tantos hombres y mujeres, principalmente de las personas de mayor edad, las cuales les parecen una carga onerosa por el gasto anual de pensiones, consultas médicas, cirugías y tratamientos, independientemente de que se trata de un sector que aún conserva, en su memoria, conceptos y valores que estorban a quienes pretenden arrebatar creatividad, inteligencia, sentimientos nobles, iniciativa, originalidad, sueños y planes a las multitudes de jóvenes.

Ingenuamente, pensé en algún momento, en el enclaustramiento y en el destierro forzoso -los contagios y las muertes, por millones, fueron reales-, que los seres humanos, en masculino y en femenino, en mayúsculas y en minúsculas, regresaríamos más evolucionados a la llamada «normalidad», con un aprendizaje pleno hacia una existencia más auténtica, libre y segura; pero me equivoqué porque todos los acontecimientos fueron minuciosamente preparados con la idea de masificarnos y transformarnos en personas más crueles e inseguras, vacías e insensibles, carentes de valores y de iniciativa, agresivas y ociosas, confundidas y superficiales, desgarradas en esencia y en arcilla. Afortunadamente, todavía existe mucha gente interesada en el bien, la verdad, la justicia, los valores y la libertad.

Evidentemente, uno podría reflexionar profundamente, disertar, escribir y hablar sobre el tema, de por sí preocupante por las amenazas contra la generación humana Covid-19, marcada por incontables elementos negativos; sin embargo, dentro de la locura desgarradora, uno se pregunta, en consecuencia, ¿qué sigue? ¿Qué han preparado con el objetivo de continuar enfermando, inutilizando, engañando, idiotizando y debilitando a la humanidad? ¿Guerras, epidemias, hambruna, escasez, miseria? ¿Qué sigue? Solo hay que dar lectura a los signos de la hora contemporánea para entender, parcialmente, lo que se avecina contra los seres humanos. Es perentorio, por lo mismo, despertar del letargo, reaccionar y ser protagonistas de nuestras vidas. Aún hay tiempo de elegir convertirnos en marionetas, en títeres, en personas vacías y controladas, o en hombres y en mujeres auténticos, completos e íntegros.

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Gente que no se olvida

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

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A la familia Gutiérrez Morales

Hay quienes por un acto, un consejo, un detalle, una palabra, una reflexión, un sentimiento o una sonrisa, se vuelven inolvidables. Es gente que queda inscrita en la memoria de otros seres humanos. Se trata de personas, en masculino y en femenino, en mayúsculas y en minúsculas, que han renunciado a un estado primario de ambiciones, egoísmo, apariencias y superficialidades, y, por lo mismo, transitado a un plano sublime y excelso en el que los sentimientos nobles, el bien, la verdad, el respeto, la dignidad, la armonía y la rectitud forman parte de su esencia y de su estilo de vida. Quien entrega flores, provoca alegrías, ilusiones y suspiros. Quien es hospitalario y ofrece un espacio de su morada, un rincón de su mundo, también convida un sitio bello de su alma y empieza a abrir las puertas y las ventanas de su ser e inicia la entrada y el recorrido a paraísos maravillosos e insospechados, a lo perenne, a la inmortalidad. Quien obsequia abrazos y sonrisas, consejos y detalles, tiene la capacidad de dejar huellas indelebles de su paso por la vida y ya es grandioso, inolvidable y mágico. Quien comparte un pedazo de su historia, nunca naufragará en la desolación ni en el olvido. Quien, sinceramente, regala a otros lo mejor de sí, demuestra, acaso sin darse cuenta, que tiene capacidad de ser luz y también, por cierto, ya define su ruta más allá de la temporalidad. Quien es sensible y especial, está hecho de otra arcilla, con mucho de esencia, y deja fragmentos y destellos de sí en los sentimientos y en la memoria de los demás. En estos días, cuando las apariencias, lo baladí, la estulticia, la ambición desmedida y la ausencia de bien y de detalles parecen extintos en tanta gente que, lamentablemente, siente, piensa, habla y actúa en serie, es una bendición y una fortuna coincidir con alguien especial. En la hora contemporánea, prevalece un terrible vacío, de tal manera que hasta el concepto de familia se encuentra desgarrado; sin embargo, aún existen personas bellas e irrepetibles, capaces de dar lo mejor de sí a otros. He tenido la dicha de conocer a la familia Gutiérrez Morales, cuyos integrantes -el padre, la madre y las tres hijas- recientemente dieron muestra de amabilidad, cariño, detalles, consejos, atenciones y cuidados a dos adolescentes que, procedentes de otra ciudad, las recibieron con muestras de afecto, alegría y respeto. En cuanto las dos jóvenes descendieron del autobús y llegaron a la sala de espera, apareció el padre, al lado de una de sus hijas -amiga de las visitantes-, quien entregó a cada una un ramo de flores. El señor, formal y respetuoso, las trasladó hasta su casa, donde la señora y sus otras hijas ya esperaban a las dos huéspedes, a quienes no dejaron de atender con el amor que se da a quien se recibe como si formara parte de la familia. Durante su encuentro, las tres amigas -Ximena, Renata y Jimena- convivieron, se divirtieron sanamente y compartieron minutos, instantes, horas fugaces que se marcharon y no volverán; sin embargo, ellas nunca olvidaran ese capítulo dentro de su historia existencial y ahora, tras la despedida, ya son inmensamente ricas porque, aquí allá, hoy y mañana, a través de los distintos episodios de sus vidas, se identificarán entre sí y llevarán consigo un pedazo de tiempo compartido, recuerdos que, indudablemente, permanecerán en sus sentimientos y en su memoria hasta el ocaso. Ha sido, para ellas, un regalo muy bello, de esos obsequios que uno, cuando es demasiado joven, recibe como un milagro, y que, muchos años más tarde, en el invierno de la vida, se vuelven imágenes que consuelan, alegran y justifican el paso por el mundo. Y sí, aún hay gente buena que no se olvida.

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Inmortalidad

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

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Quien cultiva sentimientos nobles y regala amor, bien, consejos, alegría, detalles y sonrisas, abre las puertas de su alma, se vuelve inolvidable, permanece en la memoria de otros y no muere. Así inicia, parece, el principio de la inmortalidad.

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Murmullos

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

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Oh, el alma mía susurra cuando estoy callado, en medio de la soledad, entre los murmullos y los sigilos de la vida, y me recuerda que me encuentro en el destierro, en el naufragio, lejos de mi terruño, distante del paraíso encantador que alguna vez dejé en otro puerto. Me dice que me encuentro en un paseo que una mañana o una noche, una madrugada o una tarde, a cierta hora, concluirá de improviso. Oh, mi ser retira las capas superficiales que, a través de los años, he acumulado en mí y que lo asfixian, como las gotas de un manantial que enfrentan y sufren lo indecible cuando el asfalto, el plástico y el concreto tapan los poros de la naturaleza. Oh, soy yo quien, desde el interior, toco a mi puerta con el deseo de recodarme que vine a cumplir una encomienda, una misión, una tarea, igual que todas las criaturas que moran en este mundo. Oh, mi ser interno me pregunta, cada día, al amanecer, si pretendo vivir intensamente, en armonía, con equilibrio, feliz y pleno, o si, como tantas veces lo hacen incontables hombres y mujeres, permaneceré refugiado en la comodidad de mi letargo, idéntico a los espectadores que se conforman con sentarse en las butacas para mirar la obra; también me interroga al anochecer, al prepararme para dormir, si durante los minutos y las horas de la mañana, del mediodía y de la tarde me acordé de disfrutar mi caminata o si preferí hacerme a un lado mientras los sentimientos nobles, la alegría, el bien, los ideales, el conocimiento, el amor, los pensamientos y los detalles transitaron por el sendero en busca de viajeros interesados en seguir rutas sublimes y promisorias. Oh, soy yo quien abre la puerta y las ventanas, durante tanto tiempo clausuradas, a la vida, a la vida que me abraza y me entrega una canasta pletórica de alegría, detalles, sentimientos, ilusiones, sonrisas, realidades y sueños. Oh, somos mi alma, la naturaleza, la creación y la vida quienes hemos roto los abismos, las fronteras, los muros, para, juntos, andar en armonía, libres y plenos, como las estrellas cuando alumbran y decoran las noches, el aire que acaricia y sonroja los rostros, las mariposas que revolotean sobre las flores y los caminantes que siguen la senda hacia un destino infinito. Oh, los susurros llegan hasta mí y tocan a mi puerta.

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Simplemente, Javier Magaña Junez, el amigo inolvidable

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

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In memoriam

La muerte tiene sus propios rumores y silencios, sus motivos y sus sentidos, sus encuentros y sus desencuentros. Solo hay que perder el miedo y descifrarlos para entender su significado. Su lenguaje no es para todos. Hay que explorarlo y comprenderlo con la intención de aprender y repasar que la vida, en el mundo, es demasiado breve y escapa siempre entre un suspiro y otro, a veces, por cierto, con la interrupción de un proyecto biográfico.

Hay quienes, al morir, simplemente se marchan igual que como llegaron, ausentes de banderas y de itinerarios, frecuentemente en hondos vacíos, en el destierro, y su imagen se desvanece pronto, mientras otros, en cambio, permanecen en los sentimientos, en la memoria, acaso por su calidad humana, probablemente por lo que significaron, quizá por sus detalles hermosos, seguramente por una historia compartida, tal vez por ese motivo y por más.

En ocasiones, al permanecer frente a un ataúd o una cripta, el lenguaje y los signos de la muerte parecen invitar a vivir. Sí. La caducidad, la finitud, la temporalidad, hablan, a pesar de sus constantes sigilos, con la intención, parece, de que nadie olvide que la vida pulsa en uno, en cada detalle de la creación, y que es preciso, por lo mismo, aventurarse a experimentarla en armonía, con equilibrio y plenamente, y hacer de la biografía personal una historia maravillosa, inolvidable y mágica.

Ayer, en la mañana, cuando recibí la noticia sobre la transición de mi amigo y compañero de tantas jornadas periodísticas, Javier Magaña Junez, lo recordé como el ser humano grandioso que fue. Repasé las conversaciones, los encuentros, los detalles y las historias compartidas, y volví a descubrir a un hombre resplandeciente, siempre interesado en hacer el bien, en dar lo mejor de sí y en participar diariamente en la construcción de un mundo más amigable.

La mayoría de nuestros colegas, en el ámbito periodístico, le llamaban «Gordito» -en México, mucha gente tiene la costumbre de nombrar a otros por sus apodos-, mote que todos pronunciaban con el cariño que les inspiraba; él y yo, sencillamente nos identificábamos con bastante aprecio y solíamos decirnos «amigo», y en verdad lo fuimos.

Innumerables ocasiones he escrito y declarado que la amistad es algo más que un encuentro, una casualidad o un saludo; se trata de una historia compartida, episodios mutuos en las horas amargas y en los períodos de dulzura. Es acompañarse por las rutas de la existencia, en un rincón y en otro del mundo, con las luces y las sombras que forman parte de la dualidad.

Un día, Javi tuvo la amabilidad y el detalle de asistir a la presentación de mi libro El Pájaro Lizzorni y la Niña de Cartón, y hasta adquirió un ejemplar y esperó su turno para que yo, como autor, se lo autografiara. Prometió leerlo y guardarlo siempre entre sus cosas queridas, como lo hizo con nuestra amistad. Un par de días más tarde, al coincidir en alguna actividad periodística, me compartió su idea de escribir un libro, noticia que me causó alegría. Lo felicité.

Mi amigo, el irrepetible, singular e inolvidable Javier Magaña Junez, era capaz de renunciar a alimentos, comodidad, tiempo y cosas para ayudar a un amigo, a un compañero, a quien necesitara de él. No se le veía con apariencias, como resulta tan común en la hora contemporánea. Ah, y además ya incursionaba como actor. Hace poco le pregunté si él escribía sus guiones. Sonrió y dijo: «amigo, los escribo, pero me encanta improvisar».

Si me solicitaran resumir en un párrafo a Javier Magaña Junez, lo definiría como un amigo en lo humano, en lo real, no en las tramas enredosas y superficiales que suelen publicarse en las redes sociales, en las que tanta gente intercambia abrazos, besos, imágenes, consejos y mensajes positivos, mientras en los hechos se aborrecen y demuestran lo contrario. Era alegre, demasiado emotivo, amable, bueno, ocurrente, auténtico, soñador y realista, culto, profesional, sencillo, bromista, honesto, leal y respetuoso.

Recuerdo que se preocupaba si no podía ayudar a alguien. Indudablemente, cada uno de sus amigos llevamos en nosotros un pedazo de él y somos inmensamente ricos, aquí y allá, hoy y siempre, porque existe un vínculo inquebrantable que en verdad nos identifica en este mundo y en otros planos.

Mi amigo era un hombre joven, con un proyecto de vida que se percibía confiable y grandioso. Emocionaba al relatar sus anécdotas e ideas. Me hubiera encantado mirarlo un día, en el futuro, con la realización plena de todos sus planes, sueños e ilusiones. Lo hubiera abrazo y le habría dicho: «se pudo, amigo querido. Eres admirable. Te felicito». No obstante, a veces la muerte toca a la puerta a una edad temprana, y rompe a la gente y la deja incompleta. Estamos tan acostumbrados a las presencias físicas, que duelen las ausencias.

Amigo Javi, gracias por tus detalles, por todo lo bueno de ti que hiciste favor de ofrecerme, y también por la enseñanza que me dejaste con tu vida ejemplar y de tanta sencillez. Seguramente, donde te encuentras, iluminarás a otros seres con tu esencia. Gracias, en verdad. No te olvidaré. Solo se trata de una pausa, amigo querido, tú lo sabes. El principio de la inmortalidad empieza cuando alguien, por ciertos motivos, inevitablemente mora en los sentimientos y en la memoria de otros. Y tú, amigo, estás presente en nosotros.

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El poema roto

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

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A veces, sin darnos cuenta, somos poemas rotos. Recogemos, al voltear al camino andado, los pedazos que un día y otros más escribimos de nosotros, con todo lo que somos y tenemos, acaso con la idea de reconstruirnos, probablemente en la búsqueda interior, quizá con el objetivo de justificar nuestro paso por el mundo, seguramente para descubrir lo que perdimos, tal vez por eso y por tantos motivos. En ocasiones, tras mucho desear hacer de nuestras existencias un poema excelso, una obra magistral, descubrimos que un error o una debilidad, un miedo o una tristeza, un fracaso o un mal, repetidos tantas veces, rompieron los peldaños que habíamos avanzado, arrancaron las hojas del libro y quedamos destrozados ante la fatal caída. Escribimos, a una hora y a otras más, el poema de nuestras existencias; pero solemos abandonar la libreta, olvidamos el cuaderno en cualquier sitio, descuidamos y hasta ensuciamos las páginas, manchamos las letras, hasta que la biografía personal, la que creamos cada instante, queda irreconocible, en el extravío e incompleta. Deseo, en este minuto de mi existencia, hacer un paréntesis, realizar una pausa, con la finalidad de repasar las páginas que he recorrido, trazar rutas más plenas y dar un sentido magistral a mi propio poema.

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l0l Relatos del Periodismo, una publicación de Fundación Vinatea Editorial

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

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En 2022, cuando recibí la invitación de Fundación Vinatea Editorial, con sede en Valencia, España, para escribir un relato literario basado en una historia periodística, acepté la propuesta y me comprometí a dar lo mejor de mí con la idea de contribuir a la publicación de un libro con calidad, sentido, mensaje y profesionalismo.

Como escritor y periodista, sé que publicar un texto pequeño o una obra extensa, implica dedicación, entrega, disciplina, calidad, esfuerzo y responsabilidad. Uno tiene que dar lo mejor de sí, lo mismo si se trata de colocar un ladrillo que de construir una finca.

Elegí uno de los temas que Fundación Vinatea Editorial ofreció a los participantes y cumplí puntualmente con la entrega de mi artículo, evidentemente con el deseo de que la extensión autorizada hubiera sido mayor. Siempre quiero más espacio para cultivar letras, sentimientos e ideas. El equipo de Vinatea fue ético y respetuoso, y eso, como escritor y periodista, me encantó.

Tras meses de trabajo por parte de los 101 autores que escribimos los relatos literarios y del equipo profesional de Fundación Vinatea Editorial, finalmente fue publicada la obra. Su título es 101 Relatos del Periodismo. Me siento orgulloso de ser parte de este trabajo que, sin duda, en ciertos casos tiene mucho de artístico, intelectual y humano, porque de eso se trata, construir un mundo de mayor armonía, desarrollo, orden, justicia y paz.

Reproduciré el texto de Editorial Vinatea con el objetivo de difundir algo más sobre nuestra obra 101 Relatos del Periodismo, desde luego con el agradecimiento a Salvador Raga, presidente de la empresa, y a todo el equipo que forma parte de la misma y que creyó en nosotros, los coautores:

«Estimado/a aportante de relato: Como os comuniqué hace escasas fechas, estamos preparados para un lanzamiento digno del trabajo que tenemos entre manos. A las presentaciones ya comunicadas del día 27 de abril en Valdepeñas y la del 6 de mayo en la Feria del Libro de Valencia, queremos invitaros a la que tendremos en un edificio muy singular como es la Biblioteca José Hierro de Usera (Madrid), el miércoles 10 de mayo, a las 19 horas. Estamos poniendo mucha ilusión para que sea una gran presentación, participativa y emocionante, por lo que os ruego que confirméis a esta misma dirección la asistencia para el control del aforo. Ni que decir tiene que, como sois profesionales del sector, cualquier acción individual por vuestra parte de difusión del evento entre medios, profesionales, conocidos y familiares será más que agradecida. Cualquier material que pueda poner a vuestra disposición para tal menester os será remitido a petición vuestra. Por otro lado, podemos también difundir el enlace de compra del libro, que ya está operativo en https://editorialvinatea.com/producto/101-relatos-del-periodismo/ Adjunto la invitación. Saludos afectuosos».

«La Fundación Vinatea Editorial conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa con una antología de 101 relatos literarios basados en historias periodísticas, conocidas o no, con mayor o menor difusión, o en sucesos acaecidos con periodistas de todo el mundo, como un verdadero homenaje a la profesión. El libro consta así de 101 relatos escritos por profesionales relacionados con el mundo del
Periodismo, con un estilo libre, narrativo, de intriga, épico o lírico, pero siempre intentando ponerse en la piel del periodista que siguió el caso elegido en cuestión, para desencadenar este con la voz narrativa que desee y algún aspecto que priorice la trama literaria en él».

«El Periodismo es un viaje apasionante a lo desconocido, es el relato informativo diario, el medio necesario para la conciencia social, que es al fin y al cabo lo que implica vivir en sociedad. Quienes saben lo que ocurre y pueden explicarlo y entenderlo cuentan con una virtud de gran valor. La Fundación Vinatea Editorial conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa con una antología de 101 relatos literarios basados en historias periodísticas, conocidas o no, con mayor o menor difusión, o en sucesos acaecidos con periodistas de todo el mundo, en lo que es un proyecto literario y solidario de primera magnitud, un verdadero homenaje a la profesión.
El libro consta así de 101 relatos en páginas impresas en papel de alta calidad, escritos por profesionales relacionados con el mundo del Periodismo, con un estilo libre, narrativo, de intriga, épico o lírico, pero siempre intentando ponerse en la piel del periodista que siguió el caso elegido en cuestión, para desencadenar este con la voz narrativa que desee y algún aspecto que priorice la trama literaria en él. En definitiva, hacer buena Literatura y relatar la ficción de cómo vivió el periodista el caso, cómo se sintió, las circunstancias que acontecieron y su percepción personal de los personajes involucrados en el caso. Como siempre en esta editorial, los beneficios se destinarán a proyectos que mejoren la vida de las personas. Disfruten».

AUTORES-AS

Prólogo-Carles Mesa
.1Vicente Climent
.2Alberto Gil
.3Carles Senso
.4Santiago Morollón
.5Rafa Marí
.6David Torres
.7Miguel Velasco
.8José A. Giménez
.9Pedro Espinosa
.10Santiago Calaforra
.11Fran Diez
.12Daniel Casado
.13Jesús Valbuena
.14Alfons García
.15Pere Ferrer
.16Isa Moreno
.17Carmen Nikol
.18Lidia Sanchis
.19Vicente Quintana
.20Esther Cerveró
.21Mireia Llinares
.22Manuel Juan Ibáñez Ferriol
.23Aurora García Mateache
.24Pascual Calabuig
.25Alicia Luengo
.26Julián Gómez Campos
.27Cristina Chirivella
.28María José Benetó
.29Alex Serrano
.30Mayte Martín-Feo
.31José Ramón Navarro Pareja
.32Rubén Darío Buitrón
.33José Luis Giménez
.34Antoni J. Cano
.35Santiago Galicia Rojon
.36José Manuel Elizondo
.37Emilio Hidalgo
.38Conrado Valle
.39Belén Martín Pérez
.40José Enrique Cabrero
.41Silvia López Yagüe
.42Patricia Berzosa
.43Sandra Camps
.44Jorge Pastor
.45Jesús Ortega
.46María López Cedrón
.47Lydia Escribano de la Mata
.48Arturo Checa
.49Julieta Martín Fuentes
.50Álvaro Ortega
.51Héctor González
.52Xavier Agulló
.53Pedro Avilés
.54Laura Piñero
.55María José Pou Amerigó
.56Sara Martínez Fernández
.57José Manuel Rambla
.58Roger Font
.59Alba García Marcos
.60David Ruipérez
.61Santiago Peláez
.62María Ángeles Paniagua
.63Aitana Sánchez
.64Lana Montalban
.65Gema Freire
.66Jordi Bernal
.67Tania Serrulla
.68Emilio de Benito
.69Mireia Corachán
.70Esther Ruiz
.71Eva María Robles
.72Fernando Torres
.73Irene García
.74Alex Oviedo
.75José Luis Barrera
.76Antonio Parreño
.77Señorita Gú
.78Josefa Molina
.79María Selva
.80Daniel Delgado Castillejo
.81Miquel Alzamora
.82Sylvia Costa
.83Vanessa Irla
.84Mario Reyes
.85Sergio Lorenzo
.86Sonia Yáñez
.87Santiago Sanchis
.88Leonor Paqué
.89Jesús de Salvador
.90Sara Zarzoso
.91Elena Mohíno
.92Raquel González
.93Claudia Vila
.94Amparo Mendo
.95Eva María Marcos
.96Begoña Siles
.97Ana Coello
.98Juanma Játiva Sevilla
.99Belén Hernández
100Vicente García Devís
101Eliseo Bayo
102Luz Carmen Vargas

Aquella mañana envuelta en niebla

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

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Aquella mañana, acosada por la llovizna y envuelta en niebla, parecía raptada de la estampa de un libro de historias melancólicas. Era, simplemente, un fragmento de tiempo que se iba lejos, un pedazo de vida que se escapaba. Yo, caminante incansable, andaba por una de las calzadas sombrías del cementerio, entre árboles frondosos que agachaban sus ramas y criptas con nombres, apellidos, fechas y epitafios distantes y, quizá, no recordados, unas cubiertas con flores de efímera existencia y otras, en cambio, desoladas, entre los rumores y los silencios de la caducidad de la vida. El césped se encontraba alfombrado de hojarasca que, a veces, cuando estaba seca, el viento arrastraba en remolinos y dispersaba, igual que un artista cuando desliza el pincel, aquí y allá, sobre el lienzo, en un tropel de colores. Reflexionaba sobre la vida y la muerte, las luces y las sombras, el infinito y la temporalidad, mientras caminaba hacia el área de sepulcros antiguos que me interesaba admirar e investigar por sus esculturas, su historia y sus enigmas. Antes de llegar a la zona más añeja del cementerio, descubrí, ante una de las tumbas, a un hombre de mirada desconsolada y extraviada en un hondo vacío, quien abrazaba a cuatro niños -dos hombres y dos mujeres- que, similares a él, parecían sufrir la ausencia de la madre. Era tan joven, entonces, que imaginé, ipso facto, los sentimientos, el dolor y los pensamientos del hombre, quien, seguramente, recordaba su historia breve al lado de su amada ausente, los días y los años felices en el hogar, la aurora de su enamoramiento y el ocaso de un idilio que parecía llevarse vivencias y borrar la memoria. Era como si el hombre, silencioso, hablara a su enamorada: «cómo me duele ya tu ausencia, igual que a nuestros hijos que lloran y te esperan con angustiante impaciencia, a pesar del descanso evidente de tus entrañables despojos. En vano, mis hijos buscan a su madre y yo, sin encontrar consuelo, a mi esposa; mas tú, quien fuiste de virtud modelo, descansas bajo esta losa. ¿Cómo explicarles que abandonaste nuestro nido? ¿Por qué la vida, cuando más nos regalaba, se ha comportado tan ingrata? ¿De qué manera les diré que te has ido? ¿Cuándo despertaremos a tu lado en una existencia infinita». Cada uno, padre e hijos, depositaron puñados de flores blancas sobre la lápida que un día, a cierta hora, planteará más interrogantes que respuestas sobre la historia de ese nombre grabado con tanto dolor. Reflexioné acerca de la brevedad de la existencia y en la importancia de experimentar cada instante como si se tratara del último. Entregados a los deleites de la vida, olvidamos, en ocasiones, que aquí, en el mundo, hay un momento dedicado a la partida. He mirado tantos sepulcros abandonados, flores marchitas, pétalos yertos y gente que llora y luego, por alguna causa, se ausenta, que me parece ingrato desperdiciar la vida en asuntos baladíes. Estamos tan distraídos en ambiciones desmedidas, en enojos, en rencores, en apetitos incontrolables, en miedos, en envidias, en superficialidades, en competencias sin sentido y en estupideces, que los minutos se desvanecen y se llevan pedazos de nosotros sin darnos cuenta. Si alguna vez hemos de transitar a otras fronteras, ¿por qué olvidamos dejar constancia de nuestro paso inolvidable, grandioso e irrepetible por el mundo? Es nuestra vida terrena. Es nuestro momento. Es nuestra historia. Vivamos. Hagamos de nosotros, durante el paseo por el mundo, un personaje bello, cautivante, intenso e inolvidable. Dejemos huellas y recuerdos buenos. Así partiremos felices y satisfechos a otros planos y definitivamente no moriremos ni aquí ni allá porque, sin duda, el principio del infinito comienza en nosotros, con nuestros sentimientos, acciones y pensamientos.

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Desencadenamiento

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

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Desencadeno y libero, en las escuelas, en los centros de investigación científica, en las oficinas, en los laboratorios, en las cantinas, en los espacios públicos, los conceptos y las palabras que, desde hace tiempo, por alguna causa, parecen anticuados y muertos. Las letras, desacomodadas, somnolientas y fatigadas, titubean, se notan desmejoradas e irreconocibles, como si hubieran perdido la confianza en sí; la prisión forzada las ha enfermado y obligado, además, a conformarse, entre un suspiro y otro, con la hojarasca, con los recuerdos de su bello significado, su distinguida escritura y su hermosa pronunciación. Ya perdieron su sentido, su rumbo, quizá porque alguien, y otros más, las engañaron y les hicieron creer que habían perdido su valor. La gente, aquí y allá, en todo el mundo, las cambió por apariencias, estupideces, apetitos y superficialidades. Agonizan, sienten morir en la soledad de las mazmorras; casi se hunden en la desmemoria, en el olvido. Del recuerdo están pasando al olvido. Sus enemigos -los dueños del poder, los que pretenden formar una humanidad ausente de sí, estúpida y autómata- las han ridiculizado públicamente, hasta convencer a las multitudes de que se trata de atuendos desgarrados, caducos y viejos, pertenecientes a generaciones que ya murieron con sus equivocaciones. Se llaman Dios, familia, bien, verdad, amor, respeto, tolerancia, armonía, equilibrio, alegría, sueños, creatividad, fantasía, ilusiones, salud, originalidad, trabajo, amabilidad, fuerza de voluntad, sentimientos, ideales, libertad, justicia y solidaridad, entre tantos conceptos y palabras que han sido capturadas y sufrido castigos y torturas indecibles. Pretendo romper barrotes y cadenas para liberarlas y que sus significados vuelen libre y plenamente hasta loa hombres y las mujeres que hoy las desprecian simplemente porque alguien, y otros tantos, los han engañado y cada día los automatizan e idiotizan, como mercancía en serie, para controlar sus vidas y explotarlos despiadadamente. Hoy liberaré las palabras y sus bellos significados para que la gente vuelva a los paraísos que suponen perdidos.

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