Santiago Galicia Rojon Serrallonga
Hoy, las flores amanecieron más contentas y sus colores parecen menos tristes que ayer. Platiqué con las orquídeas, los tulipanes, las gerberas y las rosas, en el jardín, con la idea de compartirles un secreto que mis letras, cuando en las noches las acaricio y convierto en arte, conocen desde hace tiempo. Entienden que un día y muchos más, a cierta hora, he prometido cubrir tu existencia con sus pétalos fragantes y de intensa policromía. Ya saben, a partir de esta mañana, que deseo que su textura fina sea alfombra en los caminos que recorras. También invité a los claveles, dalias, lirios, margaritas, narcisos, hortensias y crisantemos, y lo mejor de todo es que aceptaron destilar sus aromas, plasmar sus matices y dispersar sus pétalos en alegrías y detalles, en pedazos de cielo e ilusiones, en realidades y sueños, en un día feliz y tantos más plenos e inolvidables. Hoy, las flores del jardín y de los bosques, forman parte de la historia que tú y yo protagonizamos cada día. Prometieron, y sé que cumplirán, perfumar tus días, maquillarlos con los colores que traen en su memoria y recuerdan paraísos bellos y prodigiosos. Y a las flores se sumaron, también, las gotas de lluvia, las ráfagas de aire y las hojas de los árboles. Hoy, con ayuda de la naturaleza, he firmado un pacto y ya tengo, por lo mismo, el poema más cautivante y hermoso, el lienzo sublime, el concierto magistral, el cielo y el mundo, las nubes y el mar, mis letras y tu mirada. Hoy, mis letras ya no permanecerán solitarias en las páginas desiertas de mi libreta. Tendrán la compañía de la lluvia que desliza en tu rostro, en tus manos, en tu piel; del viento que juega, incesante, con tu cabello; del sol que alumbra tu mirada de niña bonita; de la luna, con su sonrisa de columpio, que te invita a mecerte conmigo todas las noches; de las estrellas que se cuentan por millones y quieren alumbrar tu camino al paraíso; de los copos de nieve que se extienden en el bosque, en los parques, con el objetivo de que patines y cumplas tu anhelo de la infancia; de las flores que desprenderán sus pétalos con la intención de regalarte cada día la belleza e inocencia de sus colores, el deleite de sus perfumes y la delicadeza de su textura, hasta unirse a los rumores y silencios de nuestras almas al abrazarnos, en detalles, en sueños que ilusionan y realidades que emocionan. Hoy, simplemente, es lo que te ofrezco.
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