SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA
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Los números aparecen en el escenario, elegantes o humildes, con ropaje de científicos, rostro de operaciones aritméticas, mirada de estadísticas y maquillaje de finanzas y negocios. Andan por el mundo y, a veces, suelen sumar, multiplicar, y, en ocasiones, se atreven a restar, a dividir. Son complejos, parece, con doble carácter -ambivalentes-, y así, con aciertos y errores de sus seguidores, se dedican a danzar en la pista de la vida. Asombran por su exactitud y por intervenir en los cálculos del mundo y del universo. Visten y bailan solemnes, adustos, con la frialdad de quien no perdona errores y es exacto y puntual Unos bailan el vals con los números y los presentan a los demás, inmersos en su complejidad, para bien o mal. Y mientras los números se entretienen en la ciencia, en la tecnología, en los negocios, en las finanzas, en la arquitectura, en las estadísticas y en los cálculos matemáticos, aparecen, en la pista, las letras, abrazadas entre sí, con la encomienda de formar palabras, transmitir sentimientos e ideas, convertirse en poemas y en cuentos, en novelas y en relatos, en historias y en textos. Números y letras se mezclan en el paisaje de la vida y bailan, incesantes, el vals, con sus notas profundas y ligeras, con sus realidades y sus sueños, con sus fantasías y sus solemnidades. Muchos seres humanos, a pesar de coexistir en un ambiente roto, sienten admiración y emocionan al mirar números, letras, operaciones matemáticas, palabras, ecuaciones, textos, que abrazan y besan, entre un suspiro y otro; algunas personas más, pasan despreciativas e indiferentes, ajenas a la convivencia, al banquete, y, si acaso se interesan en ese mundo, es para seducirlos y utilizar sus sentidos de acuerdo con sus intereses y caprichos que, hoy y desde hace tantos ciclos, observamos en el ejercicio del engaño, del control, de la explotación y del poder. Y baila uno, casi sin darse cuenta, toda la vida, con los números y las letras, con las operaciones aritméticas y con las palabras. Las notas suenan magistrales y excelsas cuando, al seguir su ritmo inagotable, uno construye el bien en todas sus expresiones y traza puentes al infinito; pero los sonidos se vuelven discordantes al someter los números y las letras a apetitos, superficialidades, caprichos y mal. En el vals de las letras y los números, cada ser humano elige las melodías y arma las ecuaciones y los textos de acuerdo con sus sentimientos, sus ideales, sus anhelos, sus delirios, sus motivos y sus pensamientos. Las letras y los números siempre estarán esperando que alguien, hombre o mujer, los invite a bailar el vals de la vida, más allá de las intenciones nobles o despiadadas del solicitante. Cada biografía humana sigue el ritmo de su interior y de su exterior con las letras y los números que selecciona. Oh, cuánto asombro siento ante tan maravilloso espectáculo.
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