Entre los escombros

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Buscaba entre los escombros del ayer -pasado, al fin-, algunos capítulos, recuerdos, pedazos de mis estaciones fugaces, fragmentos de mí, unas veces con la intención de reconocerme y de encontrar a la gente tan amada y los escenarios queridos, y otras ocasiones, en cambio, con el objetivo de justificar mis actos y mi historia, mi biografía, la ruta de mis huellas, la imagen tan mía que construí un día, otro y muchos más, hasta que, tras incansables jornadas, descubrí que la verdad se encuentra en mí y que el hoy, el momento presente, que de pronto se desvanece entre un suspiro y otro, es el lapso del que dispongo para protagonizar mi existencia y crear un concierto magistral o una serie de notas discordantes.

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

La próxima estación

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

No me opongo a la ciencia y a la tecnología; al contrario, bien utilizadas, favorecen el desarrollo humano. No obstante, me preocupa saber que millones de personas no sienten interés por los libros y el conocimiento, mientras las inteligencias y otros sistemas artificiales desarrollan capacidades que pueden superar el raciocinio humano. La gente pierde la capacidad de aprender y pensar, y cede lo que es tan suyo a lo artificial, a lo que carece de esencia y de sentimientos. Me mortifica el uso que se pueda dar a esas inteligencias sintéticas ante el desgarramiento de la gente que se interesa más en apariencias, superficialidades y estulticia. ¿Cuál será la próxima estación del ser humano?

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

¿A qué hora estábamos tan ocupados?

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

¿A qué hora estábamos tan ocupados que no notamos que el amor, el bien, la paz y lo más hermoso de la vida escapaban igual que las gotas de agua se fugan del lago que otrora, enamorado, reflejaba las frondas de los árboles y el encanto del paraíso? Alguien robaba nuestros tesoros mientras nos distraía con el resplandor de las apariencias y de la fugacidad. ¿En qué momento perdimos la alegría, el respeto y la libertad? ¿Dónde olvidamos lo que era tan nuestro y nos ayudaba a descubrirnos y a navegar a rumbos infinitos? ¿Cuándo permitimos que alguien, y otros más, confundieran nuestros sentimientos, ideales, creencias, planes, sueños y pensamientos, a cambio del maquillaje corriente y malsano de la estulticia, la barbarie y la superficialidad? ¿En qué minuto de la mañana, de la tarde, de la noche o de la madrugada quedamos rotos, vacíos y solos? Si sabíamos que en nuestro interior moran el alma inmortal y el palpitar de la vida, ¿por qué concedimos a otros el privilegio de mancillarnos y hurtar los tesoros que poseíamos? ¿En qué instante fuimos capaces de aceptar la pérdida de equilibrio para caer desgarrados? ¿Por qué temimos a una élite, a las peores criaturas de la especie humana, y les dimos permiso de afectarnos con epidemias, crisis, guerras, sequías, contradicciones, miseria, hambre y escasez? ¿Por qué se los permitimos? ¿En qué lapso del día, en qué fecha, a qué hora, los dejamos convertirse en dioses, manipular la vida y destruirnos? Y si advertimos que sus sistemas, humanoides e inteligencias artificiales afectarán a millones de personas en el mundo, porque sabemos que los avances científicos y tecnológicos no los utilizan para bienestar y progreso de la gente, ¿con qué intención les hemos abierto las puertas a lo que somos y a lo que nos pertenece? ¿En qué segundo les autorizamos denigrar, ridiculizar, dividir y enfrentar a las familias, junto con el bien, la verdad y todo lo bueno? ¿Por qué elegimos apetitos incontrolables, la opción de enriquecernos sin importar empobrecer y lastimar a otros, los espacios para actuar estúpidamente y presumir tanta arrogancia y, a la vez, lo diminutos que somos sin esencia ni valores? ¿En dónde estábamos cuando alguien, y otros más, nos denigraron, robaron y destruyeron? ¿A qué hora sucedió? ¿En qué estábamos tan entretenidos?

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Hay lugares, en el mundo, donde amamos a la familia

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Hay lugares donde amamos a la familia y la sentimos en el alma, en la sangre, en la memoria, en las flores que crecen alegres, en los árboles corpulentos que regalan su sombra, en el viento que acaricia la piel y enrojece las mejillas, en los ríos con incontables gotas diáfanas que llevan realidades y sueños, en los mares que huelen a aventura, en las auroras y en los ocasos. Hay sitios en los que la familia somos nosotros, con diferentes rostros e identidades, siempre libres, plenos e independientes. Hay hogares en los que una familia es una bendición, un bien, un regalo de la vida, la compañía hacia rumbos infinitos, y nadie estorba porque se sienten atracción interior, armonía, felicidad y amor por cada uno de sus miembros, en mayúsculas y en minúsculas, en femenino y en masculino. Existen hogares, en las aldeas, los pueblos y las ciudades, en el mundo, donde las familias son tesoros. Y eso abre las puertas a la alegría, al bien, a la vida infinita, principios que, actualmente, parecen molestar a quienes pretenden desintegrar a las familias, dividirlas y enfrentarlas, para debilitar y desgarrar a hombres y mujeres, vaciarlos y ejercer control absoluto. Pertenecer a una familia es un privilegio que jamás tendrán los robots ni las inteligencias artificiales. Nosotros poseemos una esencia, algo especial e insustituible. No permitamos que acaben con esa parte tan bella. Todos los seres artificiales podrán fingir plenitud, con el riesgo de quedar descubiertos con todas sus debilidades e intenciones.

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Necesitaba romper cadenas y saltar cercas

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Necesitaba romper las cadenas de la rutina, deshacerme de los barandales de la cotidianidad, saltar la cerca, rebelarme contra lo que no coincidía con mis sentimientos, defender mis ideas y mis sueños, diseñar nuevas rutas, transitar de un entorno de barbarie y mediocridad a niveles superiores de bien y plenitud, inventar los días de mi existencia, dejar huellas y constancia de mi paseo por el mundo, propiciar mi desenvolvimiento, escapar de la locura social, y eso no les agradó a muchos que preferían mirarme atrapado en el corral, entre la ceguera y el vacío de los grandes rebaños que se mueven como flores de bella y efímera apariencia y son felices con sus superficialidades. Necesitaba algo más que maquillaje. No me agradan los hilos de la manipulación y del control ni las marionetas, y menos los titiriteros ni los dueños del circo, y por eso creen que soy necio, rebelde y tonto. Diseño y sigo mi sendero, aunque a veces parezca que estoy desgarrado y haya ganado, por mi estilo, tanta enemistad.

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Y así son las ilusiones

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Y así son las ilusiones, sueños que cautivan y envuelven con dulzura, caricias que se imaginan o que realmente se sienten, sonrisas inolvidables que invitan a ser dichosos, flores que regalan perfumes y texturas, gotas de lluvia que empapan una mañana, una tarde o una noche inolvidable de amor, convivencia y alegría. Y así son las ilusiones, privilegios que concede el infinito, tesoros celestes que brotan del alma, sentimientos reservados a ti, a mí, a ella, a él, a ustedes, a ellos, a todos los hombres y mujeres que decidan abrir las compuertas de sus seres. Y así son las ilusiones, un obsequio exclusivo para seres humanos, al que las inteligencias artificiales y todos los sistemas e inventos sintéticos jamás podrán experimentar, a pesar de que finjan sentirlas. Y así son las ilusiones.

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

La magia y el sentido de la novela

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Construyo mis letras sobre páginas blancas, vacías y yertas. Los espacios otrora desiertos respiran la tinta que se impregna en su textura, en su piel, al trazar palabras, ideas y sentimientos, fantasías y realidades, ilusiones y pensamientos, que se reproducen y se convierten en obras, en documentos, en libros que alguien y muchos más leen. Es un deleite encontrarme todos los días con mis textos, con el arte de las palabras escritas, con la inspiración. Compruebo, al escribir, que la novela posee el encanto y la magia de expresar lo que de otra manera resultaría complicado enseñar, presentar y explicar. Por medio de la novela, el escritor se convierte en intérprete de la vida y de la muerte, en traductor del infinito y de la temporalidad, en viajero de otros mundos, en emisario del cielo y del infierno, en maestro de lo indescifrable. Aprendo demasiado cuando dedico parte de mi existencia a escribir novelas, relatos en los que me descubro con tanta gente, entre una estación y otra, en esta travesía temporal que indudablemente lleva a destinos infinitos, acaso con la intención de recolectar flores y sonrisas, posiblemente con el objetivo de responder las interrogantes que llegan, probablemente con la finalidad de ser felices, quizá para descubrir la fórmula de la inmortalidad, tal vez por eso y por incontables motivos. El arte de las letras, en la novela, enseña tanto y abre puertas para explicar y comprender lo que en otros escenarios resultaría complicado exponer. Las páginas de la novela contienen tanto y allí me encuentro y reconozco todos los días.

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

La noche llegó

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

La noche ha vuelto. Regresó. Nunca queda mal en sus citas. Respeta su agenda. Es fiel a sus compromisos. Llega con exactitud. Es puntual. La percibo. Siempre, a determinada hora, siento su presencia. Mi mirada está acostumbrada a sus matices. Huele a instantes nocturnos. Distingo los tonos grisáceos y negros que deja cuando camina. Sus huellas quedan en el sendero. Solo maquilla los colores de la mañana con sus tintes peculiares; pero, finalmente, al marcharse antes del amanecer, los coloca en los espacios que les corresponden, a veces un tanto envejecidos e irreconocibles. No arrebata ni se lleva a la gente, como algunos suponen. La enfermedad y la muerte suelen aprovechar las sombras nocturnas para manifestarse y culpar al ocaso de todos los quebrantos. La noche, presente entre el viento, la quietud, los desasosiegos, los rumores y los silencios de la tarde, anunció, hace rato, que ya estaba cerca. Y aquí está. Vino con el espectáculo de la profundidad de un cielo decorado con estrellas y mundos distantes, con una geometría exacta y mágica que envuelve y cautiva. Otras veces llega desprovista de adornos y diamantes, sencilla y fría, demasiado sola. Llegó la noche. Lo sé porque cuando apaga las luces y borra los colores de la mañana, del mediodía y de la tarde, disfruta sus minutos y sus horas en la oscuridad, mientras las manecillas coinciden en las esquinas, en los rincones, en una rutina cotidiana e irrenunciable que les impide hacer una pausa y enamorarse. La noche aparece ataviada o desprovista de todo, con las lecciones que el ocaso carga. Unos temen a la noche por creer que viene con un canasto de abismos, barrotes, celdas, dolores, espectros, fantasmas, muerte, fronteras, profundidades insondables, tristezas, misterios y terrores; otros, en cambio, la dedican a sus amores, a sus delirios, a sus inspiraciones, a sus descansos, a sus paréntesis y a sus sueños. La noche enseña tanto. Me regala susurros y sigilos que me llevan a mí, al encuentro conmigo, a las pausas del infinito y de la temporalidad. He aprendido que después de la mañana, el mediodía y la tarde de la existencia, aparece la noche envuelta en sus claridades y en sus neblinas, con sus bienes y sus fechorías -lo que uno elija-, siempre con la esperanza del amanecer y la oportunidad del renacimiento.

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

La flor minúscula

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Todos, en el mercado de flores, elegían orquídeas, girasoles, hortensias, lilis, gladiolas, tulipanes y rosas que formaban parte de arreglos y buqués elegantes y hermosos, capaces de despertar embeleso, ilusiones y suspiros. Realmente enamoraban. Cautivaban por su belleza, sus perfumes, sus texturas, su encanto y sus formas. Eran, aseguraban los floristas, pedazos del paraíso que traían las sonrisas del jardinero del infinito. Olían a cielo, a belleza, a eternidad; pero también a fugacidad, a apariencia, a instantes efímeros. Descubrí, entre pétalos, hojas y tallos acumulados en un bote de desperdicios, una flor minúscula y solitaria, entristecida por su destierro y su fatal destino de abandono. La rescaté de la basura desdeñada por floristas y compradores, y la llevé conmigo, entre las páginas de un libro. Ya en casa, admiré sus detalles y comprobé, una vez más, que muchas veces la mayoría denla gente se siente atraída por el aspecto y olvida que en lo minúsculo y en lo sencillo se esconden tesoros insospechados y se abren portales grandiosos. Su color me envolvió y me transportó hasta el momento de la creación, dentro de la eternidad, cuando el artista de la vida deslizó sus pinceles sobre los pétalos delicados y pequeños, sus hojas diminutas y su tallo tan frágil, y colocó detalles, simplemente rasgos y huellas minúsculos de su quehacer. Su perfume me embelesó y me condujo al instante mágico en que sus entrañas recibieron la fragancia del infinito para convidar lo mejor de sí durante la brevedad de su jornada terrena. Miré, en su forma y en sus detalles, la creatividad del jardinero y comprendí la lección que me dio a través de lo que para otros resultó una simple flor minúscula.

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Las flores que decoran el paisaje natural

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Las flores que decoran el paisaje natural y regalan colores, formas, perfumes y texturas a los sentidos, despiertan esta mañana, entre el rocío y los suspiros de la vida, con el encanto y el orgullo de su belleza efímera, y también con la incógnita de si su destino será tu mirada. Saben que te cautivan las gerberas, los claveles, las rosas, los tulipanes, las orquídeas, las lilis, las margaritas, las gladiolas y otras tantas que exhalan fragancias que embelesan e ilusionan. Esta mañana, al despertar, las flores de la campiña se dieron cuenta de que llevan en su memoria tu aliento, tu sonrisa y tu cabello que agita el viento. Saben que al recibirlas, con mi nombre inscrito en cada pétalo, las conservarás siempre entre las páginas de tus cuadernos de notas y tus diarios, como fiel recuerdo de un amor que palpita en la esencia y en la arcilla. Las flores intuyen que compartirán contigo la hermosura del paraíso.

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright