Temor en los estantes

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Los libros permanecen en los estantes, acomodados pacientemente en algún momento, con la esperanza y la ilusión de que alguien -un intelectual, un estudiante, un académico, un lector, un transeúnte- siga, en sus páginas, las letras y las palabras, con sus sensibilidades y sus razones, sus motivos y sus rutas, sus exposiciones y sus destinos; sin embargo, transcurren los minutos y las horas que, inesperadamente, se convierten en días, en semanas que, gradualmente, apagan, en las hojas de papel, el optimismo de ser elegidos.

Miran, desde los cristales de la librería, los otros negocios -agencias automotrices, boutiques, cantinas, joyerías, restaurantes, zapaterías- y suspiran, una y otra vez, al descubrir que la gente entra y sale, indiferente a la lectura, acaso por la prisa que invade sus vidas, quizá por el desinterés en la cultura, tal vez por tantos motivos que uno desconoce.

Huele a papel y a tinta, a conocimiento y a imaginación, a formalidad y a sueños, a investigación y a inspiración. Conducen, sus letras, a senderos y destinos insospechados; pero otros -la mayoría- prefieren la marca del calzado para andar y dejar huellas endebles o seguir a quienes son moda y tendencia, convencidos, adicionalmente, de que la gente ya no lee. Huelen a sabiduría, a evolución; sin embargo, se comercializan más los perfumes fugaces, atrapados en cristales, con marcas de prestigio. Aman a los niños, a los adolescentes, a los jóvenes, a la gente de cualquier edad, a quienes abrazan y regalan sentimientos e ideas; aunque las multitudes rechazan los amores y los apegos del arte, la ciencia, la tecnología y el conocimiento en general, acaso porque les resulta más atractivo distraerse en la comodidad de las superficialidades y la ignorancia, quizá por creer muchos que vale más una noche de apetitos desbordantes, trivialidades e infidelidad que horas nocturnas en compañía de las letras que abren las puertas al infinito.

Ciertas horas se dedican al estudio, al trabajo, a la diversión, a la convivencia y al descanso, lo saben las obras que permanecen reunidas en las las bibliotecas y en las librerías; no obstante, los momentos de lectura parecen desterrados de los menús de la vida cotidiana. No es tanta la gente que lee. Algunos libros de papel y de tinta moran en bibliotecas, en librerías, en tiendas, en espacios que muy poca gente visita, mientras otros, en cambio, se refugian en planos digitales, en mundos cibernéticos, en una lucha contra la inteligencia artificial, el uso inadecuado de las redes sociales y otras funciones que parecen decirles que ya no se les necesita en el mundo, que ya quedaron rebasados y forman, en consecuencia, parte de historias y recuerdos que nadie desea conservar.

También, en los estantes de las casas, los libros sienten temor porque la gente suele tirar a la basura los objetos que no les son útiles, las cosas que no les interesan. Algunas personas los conservan como reliquias, quizá en el nivel de adornos y trofeos de caza o tal vez para demostrar y presumir que leen; sin embargo, ese tipo de coleccionistas podría sustituirlos por botellas de licor o por fetiches de moda. Su posesión de libros es simulación.

Extrañan los libros a los lectores que viajaban en los tranvías, en las bancas de los jardines, en algún espacio de la casa, en las aulas, en una cafetería, en la comodidad de la sala, en cualquier lugar y a toda hora. Añoran a los padres y a las madres que, amorosos, leían cuentos, historias y relatos a sus hijos pequeños durante las noches de tempestad. Desean mostrar sus textos, las historias y los argumentos que resguardan, para caminar, en una hermandad genuina, al lado de hombres y mujeres.

Los libros se sienten nerviosos e inquietos. Saben que quienes pretenden apoderarse de la voluntad humana y de las riquezas materiales del mundo, ejercer control absoluto sobre todos los pueblos, no son amigos de la cultura y, por lo mismo, prefieren que las multitudes vivan en la ignorancia. Llegará una fecha, sin duda, en la que los libros se prohíban en los hogares, en las escuelas, en todas partes, y que aquellas obras que se publiquen, solamente contengan doctrinas impuestas por una élite perversa con la intención de manipular y controlar a la gente.

Confían, los libros, en ser rescatados por gente evolucionada y con capacidad de defender el conocimiento, el arte, la cultura. A pesar de las modas, las imposiciones, las tendencias, las doctrinas retrógradas, la enajenación y las políticas represoras, siempre hay hombres y mujeres, en todas las generaciones, comprometidos con el bien y la verdad. Los libros esperan, impacientes, que la gente despierte del letargo individual y colectivo que, más tarde, se convertirá en sometimiento. Por su cultura, saben que a la humanidad le esperan las fauces temibles de una época oscurantista. Hay incertidumbre en los libreros.

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Historia de una escuela. Prefeco «Melchor Ocampo», modelo educativo para jóvenes con aspiraciones

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

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A Renata Sofía

El ayer se convierte en historia, en recuerdo, en amnesia; el hoy, pronto se transforma en pasado, en otros días, en años distantes, en momentos que de pronto se contemplan desde una orilla lejana; el mañana se vuelve presente, y también se va en algún instante. Solo quedan las huellas, el testimonio del paso por el mundo, lo que hacemos para bien nuestro y de los demás. Son tan breves los instantes de la existencia. Se diluyen entre un suspiro y otro. El tránsito del tiempo es impostergable y, en consecuencia, resulta preciso escribir y protagonizar una biografía agradable, bella e inolvidable.

La caminata de las horas parece impostergable, como si los minutos, los días y los años, en sus incansables rondines, desafiaran a los seres humanos -hombres y mujeres- a hacer de sus existencias una obra magistral o una serie de notas discordantes. Cada uno elige el ruta y el destino que anhela seguir y conquistar.

Mucha gente anda por los senderos de la vida, en el mundo, acaso en busca de sí misma y de su realización plena, quizá perdida entre sus confusiones y su ignorancia o tal vez intentando descifrar los signos de su estancia en la vida y coexistir en medio de claroscuros. La existencia humana es, sin duda, la mayor aventura y la prueba más grande.

Uno descubre, a veces, que el tiempo apenas alcanza para hacer algo importante, dejar huellas y trascender, o, al contrario, derrocharlo en banalidades, estulticia y superficialidades, dos rutas totalmente opuestas que conducen a destinos contrarios, uno grandioso y otro mediocre.

Y así transcurren y escapan los instantes, los minutos, las horas, los años, y se va la vida, entre triunfos y fracasos, luces y sombras, alegrías y tristezas, sueños y realidades, anhelos e ilusiones, encuentros y desencuentros, y se protagonizan historias, se diseñan y se cumplen motivos y se siguen rumbos y sendas.

Cuando uno, a cierta edad, mira el tránsito de las generaciones de la hora contemporánea -niños, adolescentes, jóvenes-, reflexiona en su presente y en su futuro, en su hoy y en su mañana, seguramente con la idea de que les corresponderá ser autores y protagonistas de sus propias biografías, unos en los escenarios de la vida y otros, en cambio, como espectadores.

Son los hogares mundos diminutos en los que se libran las batallas, desde el cunero hasta el minuto postrero. Cada padre y madre tienen la responsabilidad de educar a sus hijos y formar seres humanos extraordinarios. La familia es la primera escuela. Allí inicia y se define, en mucho, lo que cada hombre y mujer, en minúscula, será algún día, en el futuro casi inmediato, al crecer y madurar.

Es en las aulas, en los corredores, en los patios de los colegios, en las escuelas, donde se perciben los destellos y los ecos de las generaciones que otrora se encontraban en la aurora de la existencia -niñez, adolescencia, juventud-, y se formaron, aprendieron y ensayaron el juego de la vida, para, más tarde, a cierta hora y en alguna fecha, dejar las últimas huellas de su paso en las instituciones educativas, seguramente con las expectativas de continuar en el interminable proceso de aprendizaje, o, probablemente, sin oportunidades de seguir con la educación académica.

En una de las actividades académicas de la institución.

Grupos que compartieron instantes pasajeros, historias, encuentros y desencuentros, exámenes, estudio, bromas, juegos, calificaciones. Hombres y mujeres que un día, otro y muchos más estuvieron juntos en los pupitres, en el aprendizaje, y que después, al consumirse los años primaverales, se marcharon a diferentes rumbos.

Y tras el paso temporal de las generaciones de antaño, quienes impregnaron parte de su esencia en los salones de clase, en los patios y en todos los rincones escolares, ahora se siente la presencia inmediata de los niños, adolescentes y jóvenes de la hora presente, a quienes corresponde recibir el aprendizaje y prepararse para ser los futuros hombres y mujeres que tendrán la responsabilidad de sumar y multiplicar lo mejor de sí para construir un mundo más equilibrado, justo y próspero.

En Morelia, capital de Michoacán -estado que se encuentra al centro-occidente de México-, existe una escuela con historia y tradición, cuyo modelo de enseñanza es exitoso y ofrece a los estudiantes de nivel de Educación Media Superior -bachillerato, preparatoria- una alternativa de formación integral.

Acto cívico en el plantel.

Se trata, innegablemente, de la Preparatoria Federal por Cooperación «Melchor Ocampo», conocida, por sus siglas, como Prefeco, la cual se ha ganado, en el lapso de los últimos años, un lugar significativo dentro de las escuelas que ofrecen el nivel de Educación Media Superior en México.

Los orígenes de Prefeco «Melchor Ocampo» datan del año 1938, cuando el entonces presidente de la República Mexicana, Lázaro Cárdenas del Río, se interesó en aplicar una política orientada a generar condiciones de igualdad para que todos los mexicanos tuvieran acceso a la educación. El objetivo era que toda la población mexicana obtuviera formación educativa. Y así concibió una educación que involucrara a campesinos, obreros y personas de escasos recursos económicos.

Apenas, en 1910, había iniciado el movimiento revolucionario en México, que concluyó en 1917 y que coincidió, en parte, con la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Posteriormente, entre 1926 y 1929, se registró, en México, la Guerra Cristera, conflicto que involucró al Gobierno Federal y a los católicos. Inmerso en un proceso histórico con siglos de explotación, sometimiento y ausencia de oportunidades, el pueblo mexicano, en amplio porcentaje, carecía de educación y de medios económicos. Se registraba un preocupante analfabetismo.

Fue en 1939, año en que inició la Segunda Guerra Mundial, cuando el presidente mexicano, Lázaro Cárdenas del Río, impulsó, por decreto, el establecimiento de las escuelas por cooperación, antecedente del modelo Preparatoria Federal por Cooperación (Prefeco), que surgió, en 1956, como bachillerato nocturno para trabajadores con deseos de superarse.

Cuando uno desempolva la historia de la institución, descubre que, el 18 de septiembre de 1955, se impulsó una petición al entonces gobernador de Michoacán, Dámaso Cárdenas, para crear la Escuela Preparatoria Nocturna. El documento fue firmado por el director de la que era la Escuela Secundaria Nocturna Federal por Cooperación No. 23 «Melchor Ocampo», Luis Sepúlveda Vázquez, y por el presidente de la Sociedad de Alumnos, Moisés Duarte Aguíñiga. Días más tarde, el 28 de septiembre, el Gobierno de Michoacán contestó la solicitud con la promesa de que se tomaría en cuenta.

Así, el 20 de enero de 1956, el profesor Luis Sepúlveda Vázquez, director de la institución educativa, solicitó a la Dirección General de Enseñanza Superior e Investigación Científica la autorización oficial para que el plantel funcionaria con el reconocimiento de la Secretaría de Educación Pública, conforme a los planes de estudios y programas de las escuelas preparatorias. Ese año, fue inaugurada la Escuela Preparatoria, antecedente de Prefeco «Melchor Ocampo», con sus bachilleratos de Derecho y Filosofía, Matemáticas y Ciencias Biológicas, con una matrícula, entonces de 50 alumnos.

Fundadores:

Prof. Luis Sepúlveda VázquezDirector
Prof. Samuel Caballero CervantesSubdirector secretario
Cecilia Hernández BrandtSecretaria administrativa
Rafael C. Haro Maestro de Lógica y Lengua y Literatura Griegas.
Tomás Rico CanoMaestro de Lengua y Literatura Castellana
Eduardo Pérez TabascoMaestro de Historia de México
Enrique González VázquezMaestro de Historia Universal
Carlos García de LeónMaestro de Física
Gaspar Hiribarner y S.Maestro de Francés
Cuauhtémoc Mejía AyalaMaestro Química y Matemáticas
Eleazar Moreno VázquezMaestro de Zoología y Botánica
Melesio Aguilar FerreiraMaestro de Lengua y Literatura Latinas
Mario Carrillo OlivaresMaestro de Biología
Quienes conocen la majestuosa ciudad de Morelia, fundada el 18 de mayo de 1541, indudablemente saben que la escuela inició la impartición de sus clases en la Escuela Primaria «Benito Juárez», para más tarde trasladarse al Centro Escolar «Michoacán y posteriormente, al incrementarse el número de estudiantes, mudarse a la Escuela Primaria «Virrey de Mendoza». En 1972, la institución tuvo su sede en la Escuela Primaria Estatal «Simón Bolívar». En el momento presente, el plantel, ya con el título de Escuela Preparatoria Federal por Cooperación «Melchor Ocampo», opera al oriente de la ciudad. Prefeco «Melchor Ocampo» cuenta con áreas como Contraloría, Control Escolar, Dirección, Departamento Psicopedagógico, consultorio médico, Departamento de Trabajo Social, 22 aulas, dos áreas de centros de cómputo con 50 equipos cada uno, biblioteca, almacén de materiales de oficina y otro de herramientas, auditorio abierto y otro cerrado, dos espacios deportivos, patio cívico y áreas verdes. Prefeco se rige administrativamente por una asociación civil, la cual, a través de cooperaciones mensuales, es responsable de pagar los sueldos del personal y de proveer los recursos para cubrir las necesidades académicas y económicas de la institución. Prefeco «Melchor Ocampo» cuenta, también, con cursos sabatinos y actividades extraescolares.

Si bien es cierto que una de las prioridades gubernamentales, en México, era atender el nivel de educación primaria, uno de los retos se orientaba, precisamente, al estudio de bachillerato. Así, las escuelas por cooperación se diseñaron con la participación de la Federación, de los gobiernos estatales y de aquellas personas interesadas en estudiar. Por cierto, en el caso de las Prefeco, establecidas en el territorio nacional, el Gobierno Federal les entregó el último apoyo en 2004, situación que influyó en el quebranto de algunas de las instituciones educativas y, en otros casos, a su conversión e incorporación a otras instituciones de enseñanza.

En la República Mexicana subsisten 98 preparatorias federales por cooperación, de las cuales siete se localizan en el estado de Michoacán. Uno de esos planteles es Prefeco «Melchor Ocampo», establecida en la ciudad de Morelia, la cual se sostiene con las cooperaciones mensuales de los padres de familia.

Acto cívico en el plantel de Prefeco «Melchor Ocampo».

En 2014, la Preparatoria Federal por Cooperación «Melchor Ocampo», que entonces contaba con una matrícula de 900 alumnos y era dirigida por dos consejos directivos antagónicos, necesitaba una reingeniería integral. Padres de familia comprometidos con la educación de las nuevas generaciones, formaron una mesa directiva que, a partir de entonces, asumió la responsabilidad de convertir la institución en una alternativa de enseñanza de calidad y liderazgo en la ciudad de Morelia y sus alrededores.

Comprendieron que, desde su aurora, la humanidad es dinámica y, en consecuencia, se encuentra inmersa en un proceso de transformaciones, unas veces con encuentros y coincidencias, y, en ocasiones, con antagonismos y desencuentros, lo que ha definido sus ascensos y sus tropiezos.

Había transcurrido casi década y media desde el inicio del siglo XXI y el tercer milenio de nuestra era. El rostro de la humanidad era otro. Los paradigmas de la hora contemporánea parecían diferentes y hasta contrarios a los esquemas de apenas años pasados. El modelo educativo de Prefeco «Melchor Ocampo», tenía el reto de ofrecer una de las mejores opciones en el nivel de bachillerato. El desafío planteaba renovarse o sucumbir.

Innumerables instituciones educativas en el país se encontraban en crisis económica, carentes de apoyos oficiales e incluso, en determinados casos, desfasadas en temas de aprendizaje. Les resultaba perentorio enmendar el rumbo y transformarse en escuelas competitivas.

Ya en sus funciones administrativas, la asociación civil de Prefeco «Melchor Ocampo» acordó, por unanimidad, que la nota educativa tenían que darla los alumnos y los profesores, y así, con lo que disponían en ese momento, se dedicaron a trabajar en el diseño de un modelo de enseñanza más sólido, integral y acorde al minuto presente.

La mesa directiva hizo un diagnóstico financiero y estableció el compromiso de administrar los recursos con eficiencia y honestidad; además, desde el principio hubo una excelente relación de armonía, respeto y trabajo con el sindicato de profesores y empleados. Fue momento, entonces, de laborar de manera conjunta.

Así, la matrícula escolar, en ambos turnos -matutino y vespertino-, pasó de 900 a 1.500 alumnos, todos ellos adolescentes y jóvenes que diariamente acuden, desde esa época, al plantel, procedentes de distintos rumbos de la ciudad de Morelia y de la región, pertenecientes a diversos niveles socioeconómicos.

El proceso de cambios, en el plantel de Prefeco «Melchor Ocampo», fue gradual y no solamente consistió en temas de enseñanza de bachillerato y en la administración adecuada de los recursos humanos y económicos de la institución; también incluyó la ampliación y la modernización de las instalaciones, obras que contemplaron la edificación de tres aulas de clase y de los sanitarios, junto con la remodelación de la cafetería, de las áreas de cómputo y de idiomas, y la biblioteca.

La Preparatoria Federal por Cooperación «Melchor Ocampo», tuvo el privilegio de ser certificada por Cambridge. La institución estableció cursos sabatinos en los que los profesores lograron que los alumnos se certificaran. Había que propiciar la excelencia académica y, por lo mismo, la enseñanza de lenguas extranjeras.

La comunidad educativa de Prefeco «Melchor Ocampo» participa con entusiasmo.

En una época de globalización como la de la hora presente, el dominio del Inglés y de otros idiomas es de gran utilidad dentro de la formación académica de los jóvenes, quienes deben estar preparados con el objetivo de afrontar con éxito todo los retos.

Paralelamente a la enseñanza de idiomas, Prefeco «Melchor Ocampo» incursionó en la invitación a jóvenes de distintos países -Francia, Italia, Grecia, Inglaterra, Rusia y Japón, entre otros-, con la intención de que sus alumnos tengan oportunidad de conocer las culturas de otras regiones del mundo, sus lenguas, la gastronomía, las tradiciones y las costumbres de cada lugar. Hay que recordar que las experiencias ajenas a lo cotidiano, a la rutina, contribuyen a enriquecer el conocimiento de las personas.

En ese ejercicio de interculturalidad, al iniciar 2023, Prefeco «Melchor Ocampo» recibió a cuatro jóvenes extranjeros: una argelina, una rusa, un francés y un italiano. La argelina habla cinco idiomas y ha recorrido 13 naciones; la rusa, en tanto, domina seis lenguas extranjeras y ha visitado 33 países. El programa «Una ventana al mundo» es real y ofrece a la juventud estudiosa la oportunidad de aprender sobre la cultura de diferentes países. Adicionalmente, la institución estimula a sus alumnos destacados para que viajen a diversas naciones y se formen durante un año. En 2023, hay dos alumnos estudiando en Inglaterra y en Suecia.

Los estudiantes de Prefeco «Melchor Ocampo» se miden a sí mismos. El prestigio de la institución se basa en un modelo integral de educación. En la República Mexicana, dos Prefeco son exitosas, la de Chihuahua -al norte del país- y la de Morelia, en el estado de Michoacán, al centro-occidente de la nación.

Prefeco «Melchor Ocampo» es, además, promotora de la cultura y de las tradiciones. Un ejemplo es el desfile que cada año, el 2 de noviembre, la institución encabeza en la ciudad de Morelia con los altares a los muertos y la fiesta de las «catrinas», actividades que son seguidas por estudiantes y profesores de diversos planteles de enseñanza. Se disfrazan de personajes alusivos a la muerte.

La historia de los seres humanos está registrada por acontecimientos, en ocasiones fortuitos y otras veces provocados. El coronavirus marcó un antes y un después. El mundo estremeció. La asociación de padres de familia, los profesores y los empleados del plantel educativo, todos con actitudes solidarias e interesados en dar continuidad a la educación de los jóvenes, se comprometieron a dar lo mejor de sí con el propósito de garantizar a sus alumnos la continuidad de su formación académica, evidentemente sin exponerse a contagios.

Inmersos en reuniones constantes de trabajo, los integrantes de la mesa directiva, los profesores, los empleados y el sindicato establecieron el compromiso de evitar que ellos, los alumnos, perdieran sus estudios. Diseñaron un programa integral para no interrumpir el proceso de aprendizaje.

De hecho, mientras en otras instituciones se cancelaron los exámenes de ingreso y los cursos propedéuticos, en Prefeco «Melchor Ocampo» cientos de adolescentes y jóvenes pudieron continuar sus trámites de inscripción y sus posteriores estudios, a través de la plataforma digital que desarrollaron los profesores.

El mundo parecía desgarrarse ante los contagios y las muertes que provocó el coronavirus. Existía la sensación de que, por los hechos que se salían de control y por el manejo contradictorio y desbordante en los medios de comunicación y en las redes sociales, la humanidad estaba rota.

No obstante, en la plataforma que diseñaron los profesores, la institución educativa innovó y consiguió mantener a sus alumnos dentro del calendario y el programa de estudios; además, la asociación de padres de familia, convencida de que los estudiantes son seres humanos que valen más que cualquier recurso económico, destinó gran porcentaje de su presupuesto en la adquisición de 1.200 laptops y 100 tabletas, para lo que contó, también, con el apoyo de la Congregación Mariana Trinitaria.

La asociación de padres de familia elaboró un padrón de sus estudiantes. La enseñanza no podía detenerse ni obstaculizarse por falta de equipos de cómputo. Resultaba primordial que todos los alumnos contaran con un equipo adecuado para conectarse a las clases virtuales. Por ese motivo, el plantel implementó un sistema para que los estudiantes obtuvieran una laptop.

Aún había un asunto por resolver. Ante la carencia de internet en algunas zonas marginadas de la ciudad y de las zonas aledañas, la institución compró varias antenas y proporcionó todo su apoyo a los hogares de los estudiantes. Obtuvieron el apoyo de varios técnicos que instalaron las antenas y probaron su óptimo funcionamiento.

Fue grandiosa y ejemplar la participación de la asociación de padres de familia, de los profesores y de los alumnos y sus respectivas familias, quienes juntos, en torno a un proyecto común ante los desafíos mundiales que planteaban el Covid-19 y las consecuencias económicas, alimentarias, culturales, políticas y sociales a nivel global, se demostraron así mismos lo que valen y que todo es posible cuando prevalecen la armonía, el respeto, el orden, el trabajo y los valores. Se trató de un ejercicio que cambió a esa generación, acaso por su influencia en la asimilación de lecciones, quizá por ser un capítulo histórico e irrepetible que desafió a la humanidad, tal vez por eso y por más.

Hubo bajas muy reducidas en la matrícula. Todos participaron en las clases lineales, más allá de asuntos económicos. Se fortaleció la comunidad de la Preparatoria Federal por Cooperación «Melchor Ocampo». Se formó, innegablemente, una gran hermandad. Esa generación, la que estudió en línea y vivió un período cruento dentro de la historia de la humanidad, es única y siempre llevará consigo las remembranzas y la idea de que, a pesar de las dificultades y de los problemas, el ser humano tiene capacidad para enfrentarlos, sobrevivir y crecer. Ellos tienen el honor y el privilegio de haber pasado todas las pruebas. Aquí y allá, aunque un día se encuentren distantes unos de otros, los identificará una historia común.

Al retornar las clases presenciales, se establecieron reglas muy claras en materia sanitaria, precisamente con la finalidad de evitar contagios. Asimismo, la directiva implementó el programa de tutores, cuya encomienda es, a partir de entonces, que los profesores estén al pendiente de sus respectivos grupos para detectar y solucionar problemas. Los profesores acompañan, escuchan y orientan a los jóvenes.

Viaje a Guanajuato.

Las finanzas de la institución educativa son estables. Durante la contingencia sanitaria, los padres de familia hicieron un esfuerzo significativo para aportar las cuotas mensuales. Es un plantel financieramente sano. Incluso, en algún momento logró la certificación ISO 9000.

El plantel tiene un programa de reciclaje, pero también, en comodato, un área denominada Piedra del Indio, la cual se localiza en el municipio de Morelia -en la tenencia Morelos-, con la idea de convertirla en parque ecológico, para lo que la directiva de Prefeco «Melchor Ocampo» planea involucrar a su comunidad educativa y a la población con el objetivo de participar en tareas de reforestación.

Cada año, los alumnos que egresan de la institución tienen oportunidad de participar en un viaje a Chiapas, estado que se localiza al sur de la República Mexicana y que colinda con Guatemala, donde se encuentra la selva lacandona y existen diversas zonas arqueológicas pertenecientes a la cultura maya. El viaje anual es muy significativo. En cada autobús hay cuatro profesores que acompañan a los estudiantes. Es un viaje de aprendizaje y convivencia, inolvidable para los alumnos que se despiden de la escuela.

De visita en la pintoresca ciudad de Guanajuato.

Y así, en las aulas, los pasillos, la biblioteca, las oficinas, los jardines y los patios de la Preparatoria Federal por Cooperación «Melchor Ocampo», conocida por sus siglas como Prefeco, se perciben la caminata de los minutos y de las horas, de los días y de los meses, de los años y de las décadas, con el paso de cada generación, estudiantes en femenino y en masculino, profesores, empleados e integrantes de la asociación de padres familia, cada uno escribiendo y protagonizando la trama de su existencia y la historia de los grupos a los que pertenecen. Llevan, en sus sentimientos y en su memoria, el recuerdo de un gran acontecimiento, el de la adolescencia y la juventud estudiosa, el de los sueños y las realidades, el de los anhelos y las ilusiones.

La institución participa en las actividades culturales de la ciudad de Morelia. Al fondo, catedral barroca de Morelia.

Uno aprende, finalmente, que para convertirse en ser humano cautivante, magistral e irrepetible, capaz de aportar lo mejor de sí y de dejar huellas indelebles en el camino, es fundamental haber sido adolescente y joven con principios integrales y sólidos. Un buen hombre, una gran mujer, indudablemente recibieron una educación humana, y la Preparatoria Federal por Cooperación «Melchor Ocampo», en la ciudad mexicana de Morelia, es un ejemplo claro de la capacidad de educar para hoy y mañana.

Ha sido un honor, un encanto y un privilegio escribir y aportar algo sobre la historia de la Preparatoria Federal por Cooperación «Melchor Ocampo» (Prefeco). Dedico estas letras a alguien muy especial y, en general, a toda la comunidad educativa, a los de ayer, a los de hoy y a los de mañana, con la esperanza de que siempre se expresen con la grandiosidad de los seres humanos sensibles y talentosos.

Alumnos, profesores y directivos de Prefeco «Melchor Ocampo», en uno de sus viajes a la zona arqueológica de Teotihuacan.

Agradezco, igualmente, a las siguientes autoridades de la institución, quienes tuvieron la amabilidad de recibirme y relatar un trozo de la historia de Prefeco «Melchor Ocampo»: Lenin Sánchez Rodríguez, presidente de la Asociación de Padres de Familia; José Luis Ayala Pérez, director de la institución; Rubén Loya Álvarez, coordinador administrativo del plantel; Leticia Florián, responsable del área de Comunicación Social.

Dedico las siguientes palabras a los estudiantes de la Preparatoria Federal por Cooperación «Melchor Ocampo» (Prefeco), con el deseo de que cada uno diseñe los días de su existencia con lo más bello y sublime que ofrece la vida y con el desarrollo de sus capacidades humanas:

Solamente una vez eres joven. Únicamente un día y otros más, la primavera se alberga en ti. Disfruta estos años tan breves, escribe tu historia con lo mejor de ti y nunca olvides lo hermoso que ha sido vivir, a pesar de las luces y de las sombras. Es tu momento, es tu biografía, es tu vida. Eres tú.

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