Notas musicales

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Hay que escuchar y sentir las notas musicales con atención, como si surgieran de uno, del alma, y también del universo, del infinito, de las estrellas, de la vida, de las flores, de las gotas de lluvia. Son, quizá, murmullos de un paraíso cercano y distante, o tal vez el lenguaje de la inmortalidad, la voz de Dios, el código de la vida, el idioma de la naturaleza, los signos de la eternidad y de la temporalidad. Es preciso escudriñar sus laberintos y sus fachadas, percibir y descifrar sus rumores y sus silencios, navegar en sus aguas, entender sus luces y sus sombras, interpretar sus motivos y sus encomiendas, experimentar sus cargas y sus liviandades, para descubrir y entender el sentido de la obra. Y así es la vida, es uno y es todo.

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Al escuchar los rumores y los silencios de la vida

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Entonces, al escuchar los rumores y los silencios de la vida, entendí, finalmente, que existe algo intangible que pulsa en mí y palpita en todas las expresiones de la naturaleza, del mundo y del universo -lo mismo si se trata de flores, lluvia, arcoíris, mariposas, árboles o estrellas-, y así inicié mi andar y mi búsqueda.

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Esta noche

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Esta noche, mientras llueve, dormiré con las letras, la tinta y el papel, para armar palabras y escribir textos que relaten mis anhelos, mis fantasías y mis sueños. Esta noche, cuando las nubes plomadas se interpongan, pensaré que tras la oscuridad existen luceros que alumbran y decoran la bóveda celeste, hasta formar un sendero florido a paraísos escondidos, igual que mis letras en las páginas de mi libreta de apuntes. Esta noche, enamorado de la vida que palpita en cada expresión, rescataré de mi memoria los nombres de la gente que tanto he amado, los sitios que he recorrido y los capítulos de mi historia, quizá con el deseo de recoger pedazos de mí, repasar mi biografía y preparar los siguientes episodios. Esta noche, como las otras, despertaré con la sensación de que estoy entre el mundo y el cielo, en medio de nada y de todo, como parte de la arcilla y de la esencia, con un pie en la temporalidad y el otro en la inmortalidad. Esta noche, como otras de mi vida, despertaré con asombro y emoción y daré gracias por tantos detalles y motivos en mi historia. Esta noche, en el silencio y en la soledad, volveré a escribir, a soñar, a dormir, con la esperanza de un amanecer esplendoroso, antes de que a otra hora nocturna, en cierta fecha, no despierte mes. Esta noche escribiré un poema y me prepararé con la idea de seguir viviendo. Esta noche.

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Murmullos

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Oh, el alma mía susurra cuando estoy callado, en medio de la soledad, entre los murmullos y los sigilos de la vida, y me recuerda que me encuentro en el destierro, en el naufragio, lejos de mi terruño, distante del paraíso encantador que alguna vez dejé en otro puerto. Me dice que me encuentro en un paseo que una mañana o una noche, una madrugada o una tarde, a cierta hora, concluirá de improviso. Oh, mi ser retira las capas superficiales que, a través de los años, he acumulado en mí y que lo asfixian, como las gotas de un manantial que enfrentan y sufren lo indecible cuando el asfalto, el plástico y el concreto tapan los poros de la naturaleza. Oh, soy yo quien, desde el interior, toco a mi puerta con el deseo de recodarme que vine a cumplir una encomienda, una misión, una tarea, igual que todas las criaturas que moran en este mundo. Oh, mi ser interno me pregunta, cada día, al amanecer, si pretendo vivir intensamente, en armonía, con equilibrio, feliz y pleno, o si, como tantas veces lo hacen incontables hombres y mujeres, permaneceré refugiado en la comodidad de mi letargo, idéntico a los espectadores que se conforman con sentarse en las butacas para mirar la obra; también me interroga al anochecer, al prepararme para dormir, si durante los minutos y las horas de la mañana, del mediodía y de la tarde me acordé de disfrutar mi caminata o si preferí hacerme a un lado mientras los sentimientos nobles, la alegría, el bien, los ideales, el conocimiento, el amor, los pensamientos y los detalles transitaron por el sendero en busca de viajeros interesados en seguir rutas sublimes y promisorias. Oh, soy yo quien abre la puerta y las ventanas, durante tanto tiempo clausuradas, a la vida, a la vida que me abraza y me entrega una canasta pletórica de alegría, detalles, sentimientos, ilusiones, sonrisas, realidades y sueños. Oh, somos mi alma, la naturaleza, la creación y la vida quienes hemos roto los abismos, las fronteras, los muros, para, juntos, andar en armonía, libres y plenos, como las estrellas cuando alumbran y decoran las noches, el aire que acaricia y sonroja los rostros, las mariposas que revolotean sobre las flores y los caminantes que siguen la senda hacia un destino infinito. Oh, los susurros llegan hasta mí y tocan a mi puerta.

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Nacen y mueren los días

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Nacen los días y saludan en las mañanas, antes de que el sol asome y se mire reflejado en el océano y en los lagos; crecen y se desarrollan con libertad durante los mediodías y las tardes; y envejecen y declinan en las noches, en compañía de la luna y de las estrellas, hasta que, instantes previos a la madrugada, dan el último suspiro y se van definitivamente. Solo quedan registrados en la memoria, en los almanaques y en la historia, si acaso hubo algo prodigioso entre algunos individuos o acontecimientos importantes para la humanidad. Surgen las primeras horas de la mañana, ajenas e indiferente a lo que acontezca en el mundo, tal vez porque saben, desde el principio, que no existen apegos entre caminantes y forasteros que, finalmente, al irse, dejan espacios vacíos. Los momentos, al sumarse, dan por resultado horas, días, meses y años que, a pesar de su temporalidad y de ser una medida, se relacionan con la caducidad de la existencia. Aparecen los amaneceres, en el horizonte, y mueren los atardeceres en sentido opuesto. Llegan las noches y les suceden las madrugadas. Las manecillas giran incesantes. Están contratadas por el tiempo para dar vueltas al mismo ritmo y en un sentido, en la ruta de siempre, sin importar las estaciones, y uno, atrapado en la forma y en la vestimenta de hombre o de mujer, debe encontrar los motivos, las entradas y las salidas, los susurros y los silencios, los puentes y las sendas, la esencia y la arcilla, antes de que, en la vida presente, el corazón pare sus latidos y solo quede la voz de las manecillas. Hay que vivir.

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Los colores y las fragancias de las noches

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Me pregunto, cuando, en las noches, admiro los luceros que decoran la bóveda celeste, ¿quién los hizo plateados, a la distancia y ante mi mirada, aunque sus colores, en la proximidad, sean otros? Aparecen, como las letras de un verso, en las páginas del firmamento, libres y hermosos, cautivantes y magistrales, como para que uno no se sienta desolado. Los astros, las estrellas y los elementos del universo parecen sustituir, en las horas nocturnas, los matices de la naturaleza, aquí, en el mundo. Tan exquisita es la creación que, en las noches, cambian los perfumes, son diferentes a las fragancias matutinas y de la tarde, especiales para atraer y embelesar a los artistas, a los enamorados, a la gente buena, a aquellos que sienten dentro de sí la inmensidad que pulsa en todas partes. Cuando, en las noches, percibo los aromas que exhalan los árboles, las plantas, las flores, la tierra y la lluvia, me doy cuenta de que forman parte de una fórmula prodigiosa, de una receta que milagrosamente se repite. Al caminar descalzo sobre el césped, a una hora de la noche, adivino los colores que, al amanecer, regala la naturaleza a los sentidos; también siento, al andar, el palpitar incesante de la vida, con sus voces y sus sigilos. La gente duerme. Algunos trasnochadores están reunidos y atienden sus asuntos, sus motivos, sus sentidos. Yo deambulo, en la noche, en busca de colores y perfumes para, inspirado, plasmar mis letras en las páginas que esperan mi retorno, con pedazos de fragancias y de matices que recolecto.

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Y si mañana, cuando amanezca otra vez, descubre usted que no fue un sueño…

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Y si mañana, cuando amanezca otra vez, ¿descubre usted que nuestra historia no fue un sueño ni terminó al despertar? ¿Y si se convence de que, en un amor como el nuestro, el guión no tiene final y sí, en cambio, posee continuidad y se renueva cada instante? ¿Y si le platico a usted que el amor viste distintos colores en cada estación, siempre con tallas a nuestra medida y con los estilos que compartimos y deseamos? ¿Y si, tras mucho soñar, despertamos en un paraíso con flores, como las que, a hurtadillas, dejo cada mañana en su almohada impregnada de su exquisito perfume y de su encantadora presencia? ¿Y si, al abrir la ventana y asomar al jardín, mira las hojas del árbol y se da cuenta de que, en cada una, hay una palabra escrita, letras que se abrazan, como usted y yo al contemplar una noche estrellada o al mojarnos una tarde de lluvia, hasta formar el más bello y romántico de los poemas? ¿Y si esta noche, al dormir, usted se sumerge en las profundidades de su alma, y yo, igual, con la intención de reunirnos en los sueños y, juntos, despertar, al amanecer, para jugar a la vida y al amor? ¿Y si, después de leer mis textos, se encuentra e identifica en cada letra y palabra que le escribo? ¿Y si mañana, al despertar, usted se da cuenta de que los sueños son estaciones, paréntesis, descansos, regalos de Dios, para seguir viviendo en el mundo y en algún paraíso que se intuye desde el interior? ¿Y si mañana, al despertar, asoma al espejo y me descubre en su mirada?

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Qué bella es la vida

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Qué bella es la vida, al despertar de los sueños y contemplar el amanecer, los colores y las luces que diluyen las sombras nocturnas, los fondos ennegrecidos de la noche cargada de luceros. Qué bella es la vida, al sentir las caricias del viento en el rostro, en las manos, con los perfumes que arrastra de rutas lejanas, con los rumores y los silencios que trae consigo. Qué bella es la vida, al llover y deslizar las gotas diáfanas sobre mi piel y sentir que existo, en realidades de arcilla y de esencia. Qué bella es la vida, al comprobar que a mi lado hay seres humanos a los que amo tanto y con los que comparto una historia, un destino, una encomienda, una temporalidad y un infinito. Qué bella es la vida, al saberme amado y al devolver tan sublime y maravilloso sentimiento. Qué hermosa es la vida cuando, al anochecer, admiro con embeleso las estrellas y los mundos distantes; pero también al escuchar las voces de las lechuzas, los grillos y las cigarras. Qué bella es la vida, al abrazar un árbol y sentirla que pulsa en el agua, en las cortezas, en los follajes, en los helechos, en las plantas, en las flores. Qué bella es la vida cuando uno tiene familia y la considera su tesoro, al contar con amigos y al saberse rodeado de incontables afectos. Qué bella es la vida al quedar uno cautivado con el oleaje del mar jade o turquesa, al observar los amaneceres y los atardeceres, cuando, en el horizonte, el océano y el cielo se abrazan y se besan, hasta reflejar matices de incomparable belleza, como acontece al sentirse en armonía la textura con la esencia. Qué bella es la vida cuando uno se reconcilia consigo, con los demás, con todo, y comienza a experimentarla con amor, libertad, sentimientos nobles, justicia, bien y verdad. Qué bella es la vida cuando, finalmente, uno descubre que no termina con la jornada terrena y que la inmortalidad la alcanzan quienes evolucionan. Qué bella es la vida al amar, al hacer el bien, al dejar huellas, al sonreír, al enseñar, al romper cadenas y al tirar fronteras. Qué bella es la vida, en verdad.

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Simplemente, una invitación

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Sí, simplemente es una invitación a usted

¿Y si hoy, antes de la lluvia del atardecer y de los arcoíris que el sol y las gotas suelen pintar entre el cielo y el mundo -acaso para unir la esencia con la arcilla, quizá con la intención de regalarnos momentos fugaces y eternidad, tal vez con el objetivo de recordar que estamos aquí y allá-, usted y yo arrullamos las letras, con sus acentos y sus signos, para descifrar sus sentidos y mecernos suavemente en los columpios de nuestros días y de los años temporales y dentro del palpitar del infinito que canta incesante? ¿Y si, juntos, colocamos las palabras en un remanso apacible y desentrañamos y vivimos sus significados? ¿Y si desprendemos del poemario sus sentidos, sus detalles, sus motivos, para deleite nuestro? ¿Y si este día, previo al amanecer, acordamos despertar de nuestros sueños y jugar aquí, en el mundo, ahora y mañana, al amor y a la vida, antes de retornar a paraísos sin final? ¿Y si emulamos al viento que arranca hojas de los árboles, en otoño, y usted y yo tomamos colores de las estrellas y del universo con la idea de alegrar y matizar nuestros encuentros y desencuentros, los encantos y los desencantos que compartimos? ¿Y si del arte, que es mi vida, y también la suya al ser mi Musa, sustraigo letras para componerle un poema, notas que arranquen del piano y del violín melodías sublimes, tonalidades que iluminen lo que somos, lo que es tan nuestro, lo que pulsa en usted y en mí? ¿Y si la noche nos alcanza en el camino y decidimos pernoctar en nuestros sueños y vivencias, en los minutos imparables? ¿Y si mañana, al despertar, descubre hojarasca en sus pies y en sus sandalias, percibe mi fragancia en usted y me convierto en su primer sentimiento del día, como quien amanece en la eternidad? ¿Y si, simplemente, damos un paseo?

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Colores y fragancias de la noche, matices y perfumes de la mañana y de la tarde, murmullos y sigilos de la vida…

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright

Colores y fragancias de la noche, matices y perfumes de la mañana y de la tarde, murmullos y sigilos de la vida, auroras y ocasos… Los minutos, las horas y los instantes repetidos durante la mañana, el mediodía y la tarde, llegan a la otra estación, a cierta orilla -la de la noche-, desde la que apagan la luz del sol que ya no asoma y, quizá, desearía trasnochar con las estrellas y la luna en sus juegos y en sus romances inagotables. Los colores, en la oscuridad nocturna, pierden brillo, ganan opacidad, hasta que uno pregunta si son genuinos, si en verdad existen, si se trata de espejismos o de realidades, solo porque no se les ve. Olvidamos disfrutar las tonalidades de la naturaleza y del universo, a través de los sentidos, y perdimos la capacidad de mirar desde el interior. La vida contesta, entre sus acostumbrados rumores y silencios, y no duerme porque su tarea, en el mundo, es crear, restaurar, dar y renacer. La noche, mágica y benevolente, desdibuja las formas y los maquillajes del mundo y de la vida con el objetivo de que la gente, en femenino y en masculino, en minúsculas y en mayúsculas, admire los luceros que decoran el infinito techo celeste y se entregue, en consecuencia, a los sueños, mientras sus almas se funden en un concierto sin final, en la armonía y en el equilibrio de una corriente etérea que no cesa. Los perfumes de la mañana, del mediodía y de la tarde, adormcidos, ceden espacio a las fragancias de la noche y de la madrugada, con sus encantos, en un deleite que, al natural, no huye del engranaje que le da vueltas ni evita los ciclos de la existencia. La mañana, al retornar de nuevo y derramar sus aromas, sus matices, sus formas y sus sabores, desmiente a los incrédulos, a aquellos que pregonan que las oportunidades de ser felices, dar lo mejor de sí, sonreír, hacer el bien y realizarse plenamente, quedan atrás, en las sombras. El día enseña que las sombras son pasajeras y que, por lo mismo, uno selecciona los materiales y las obras que engrandecerán o empequeñecerán su desenvolvimiento espiritual, mental, físico y material, mientras la noche, en tanto, demuestra que hay un momento para vivir y que, si alguien prefiere despilfarrar los instantes que le parecen insignificantes, al llegar las sombras y contemplar su rostro en el espejo, descubrirá que ha transcurrido una fecha más, un período existencial que no regresará nunca. Y así, entre las dunas de una existencia carente de sentido, tan insignificante como su petulancia y lo que ha acumulado sin derramar el bien, tanta gente, pávida y triste, escuchará cotidianamente que el amanecer y la noche tocarán a su puerta como una oportunidad perdida y con el reclamo callado de que mientras dispone de oportunidades y tiempo, otros, los que están desprovistos de todo y sufren tanto, anhelarían, al menos, algunos granos de la arena acuumulada en un desierto carente de sentimientos, ideales, pensamientos y aegría. La aurora y el ocaso derraman sus colores, sus sigilos, sus perfumes, sus murmullos y sus sabores, cada uno con el sentido de su naturaleza y su significado.

Derechos reservados conforme a la ley/ Copyright