Cuando te presentía

Santiago Galicia Rojon Serrallonga

Reunía fragmentos del cielo con la esperanza e ilusión de definirte en los latidos de mi corazón, en mi alma, en mi vida. Como que los poemas que componía, cuando te presentía, ya estaban inspirados en ti

Antaño, cuando te presentía en algún rincón del mundo, el aire me entregaba cada mañana la fragancia de tu perfume y las flores anticipaban tu rubor natural. Las gotas de lluvia, al deslizar en mi piel y empaparme, insinuaban tu sonrisa, tus juegos, tus travesuras de niña inocente, tus deseos de vivir y ser feliz. Las estrellas, al asomar en la galería nocturna, alumbraban mi camino y me guiaban hacia ti por un cielo bello y esplendoroso, desde donde admiraba los escenarios mágicos de nuestra historia. El mar ya tenía mucho de ti y de mí porque al recibir la espuma en la playa, rompía los esquemas del tiempo y confesaba que un día y muchos más miraríamos sus profundidades y protagonizaríamos aventuras inolvidables e intensas en sus pliegues turquesa. Sin saberlo, cada poema que componía estaba inspirado en ti. El follaje, en el bosque, ya representaba desde entonces tus detalles de mujer. Al mirar el cielo, arrancaba un trozo con el deseo de que te reflejaras igual, con todo su resplandor. Te presentía, entonces, en las auroras y ocasos, en el sol y la luna, en el colorido de las alas de las mariposas y en los arcoíris, en los filamentos de los dientes de león, en las dimensiones inconmensurables del universo, en el cielo, en mi alma y en el mundo. Tras nuestro maravilloso e inolvidable encuentro aquí, en algún paraje mundano, créeme que comprobé que tu fragancia, sabor, maquillaje y sonrisa son los que me entregaba el viento cada mañana al abrir la ventana de mi habitación con la esperanza e ilusión de descubrirte en el camino o sentada en la banca del jardín. Y lo mejor de todo, lo confieso, es que al desprender fragmentos de cielo y armarlos, te descubrí frente a mí, en los latidos de mi corazón y en mi alma con la luminosidad que irradias. Comprendí, al mirarte, que se trataba de ti, mi musa amada, y que ya conocía tu perfume y sabor que el aire y la lluvia me entregaban cuando te presentía.

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7 comentarios en “Cuando te presentía

  1. QUE HERMOSO Y QUE GRAN PRIVILEGIO QUIEN INSPIRE ESTOS POEMAS SANTIAGO. SE PUEDE UNO EMBELESAR EN ESTOS BELLOS RELATOS DE UN CORAZÓN ENAMORADO , DIOS TE BENDIGA TE DE MAS INSPIRACIÓN Y QUE TU CORAZÓN SIGA PROYECTANDO ESE AMOR TAN GRANDE QUE TIENE, TE ENVIÓ UN ABRAZO ENORME CON MUCHO CARIÑO Y UN UNIVERSO DE BESOS.

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  2. Soy una lectora muy exigente y ahora que he leído este texto y otras publicaciones del autor, a quien felicito ampliamente, me siento halagada de encontrar a un artista de verdad y también porque al fin descubro a un caballero que trata no como objeto sino como dama a la mujer que ama, lo que merece un reconocimiento muy grande porque no cualquiera escribe así.

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  3. Coincido con la lectora anterior porque exactamente hoy en la mañana que viajaba en un transporte público el chofer iba oyendo no sé qué canciones que hablaban de puro sexo y antes de leer esta belleza de textos tan puros pensaba en cómo la mujer es rebajada a objeto y cómo también la mayoría lo permite. Gracias, autor Santiago Galicia Rojon Serrallonga, por ofrecernos un aspecto diferente del amor y reafirmar que todavía existen hombres con valores.

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  4. En cada línea un suspiro. En cada frase profunda, reveladora, el pensamiento amorosamente conmovido. En cada escrito, el corazon acelerado. En cada dedicatoria, mi alma hacia la suya, escritor.

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  5. Presentir la existencia del alma gemela, de esa persona que esta en algun lugar del mundo sintonizada en la misma frecuencia que uno mismo. Me resulta maravilloso presentir sus vibraciones y latidos gracias a la complicidad de la naturaleza, del universo. Extraordinario. Creo percibir esa sensación infinita de saber que existe, de saber que el Ser Supremo tiene reservado para cada uno de nosotros el regalo mas grandioso de la vida: el amor.

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