Los mismos errores

SANTIAGO GALICIA ROJON SERRALLONGA

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Y una vez que un régimen idiotiza y enajena a un pueblo, al grado de transformar a su gente en objetos, en productos en serie, en personas vacías de sentimientos e inteligencia, en seres incapaces de actuar y de tener iniciativa propia, talento y sensibilidad, dentro de un entorno de mediocridad, impone sus doctrinas políticas, utiliza el miedo y la represión, persigue a los artistas y a los intelectuales, falsifica la realidad, arrebata las inversiones productivas y la riqueza, controla la educación y la salud y las coloca en sus niveles más bajos, calla a los periodistas auténticos, manipula a los científicos y atemoriza a los académicos, intoxica con su propaganda y destruye obras literarias, libros opuestos a sus ideologías, motivos e intereses. Los caprichos, las necedades y las pequeñas imposiciones de los gobernantes, en algunos casos, tienden a distraer y a crear tentáculos casi imperceptibles que, al principio, tienen rostro de peccata minuta -y hasta provocan la burla y la risa de los más ignorantes, quienes actúan, creen, hablan y piensan como si se tratara de un circo o de un espectáculo grotesco de bufones-, para convertirse, más tarde, en los brazos asfixiantes de la maquinaria del poder. Es sorprendente que las lecciones históricas sean desdeñadas y los pueblos repitan los mismos errores, descuidos, equivocaciones y desaciertos que pueden ensombrecer el presente y el futuro de una sociedad, hasta desgarrarla.

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